Quieren que Rosario posponga el Día del Amigo por la pandemia
El municipio busca llegar a un acuerdo con el sector gastronómico. No se prohibirán las salidas, pero la idea es desalentarlas.
La pandemia del coronavirus obligaría a que el Día del Amigo de este 2020 se posponga sin fecha en Rosario, al igual que pasó en 2009 cuando circulaba la gripe A H1N1. El municipio buscará acordar mañana la decisión con el sector gastronómico, para evitar las aglomeraciones y el riesgo de contagios en medio de la llegada del pico de la enfermedad.
Si bien no se inventó en la ciudad, Rosario es quizás la que más celebra la fecha fijada en conmemoración de la llegada del hombre a la luna. Ya es una tradición que el 20 de julio bares y restaurantes se vean atiborrados con grupos de amistades de todas las edades y con las reservas completas desde la semana anterior.
Para los corredores de Pellegrini y Pichincha, es una de las fechas con mayor actividad, junto a la Fiesta de la Cerveza que se celebra en octubre. Pero este año, si bien no se prohibirá que la gente salga a comer con sus amigos, la idea es que sea un fin de semana más, sin motorizar promociones, descuentos, o cualquier otro incentivo.
En ese sentido, el municipio hará una apelación fuerte a que se limiten las salidas y no se produzcan encuentros en casas de familia. “No se puede establecer por decreto, pero queremos generar un marco de precaución, y se lo vamos a pedir no solo a los gastronómicos sino también a la población en general”, dijo Sebastián Chale, secretario de Desarrollo Económico municipal.
La idea es articular algo similar a lo que pasó en 2009, cuando el país vivía bajo la pandemia de la gripe A. En aquella oportunidad, el festejo se pospuso un mes hasta el 20 de agosto, pero algunos decidieron salir a celebrarlo igual. El resultado fue el esperado: las reuniones se diluyeron a lo largo de varios días, y se evitó que haya aglomeraciones. “Pedimos a todo el mundo celebrarlo en otro momento. La postergación no se sabe para cuándo es. La fecha va a tener que ver con la caída de la curva”, insistió el funcionario.
Si bien las magnitudes son claramente distintas, el titular de Paseo Pellegrini Alejandro Pastore dijo que hace 11 años se tomó la misma decisión “se generó un desdoble que tuvo un buen impacto. Se trabajó bien en las dos fechas, hubo buen movimiento el 20 de julio, y más aún en agosto, porque le dimos fuerza con campaña de comunicación. A veces dividir puede implicar un incremento de la venta”, recordó.
Está claro que este año no se verán las postales de siempre, con locales llenos a lo largo de todo el fin de semana y hasta las filas para entrar a algunos lugares. Por protocolo, los bares y restaurantes trabajan al 50 por ciento de su capacidad, las mesas no pueden tener más de 6 personas y el límite del horario de cierre a las 24 obligará a que el festejo termine temprano. Los controles, incluso, se intensificarán ese fin de semana.
Pero además, por razones sanitarias como el temor a aglomerarse, o económicas, porque la pandemia obligó a ajustar presupuestos, muchos optarán por reunirse en casas. Por ello, la Secretaría de Control municipal, la policía provincial y la fiscalía de delitos Covid-19 desplegaron una unidad conjunta para combatir la realización de fiestas clandestinas, que debutó este fin de semana pero tendrá en la mira el próximo.
Incertidumbre
Es cierto que la postergación tampoco trae certezas, porque no está claro que el 20 de agosto exista la posibilidad de juntarse a celebrar con la naturalidad de otros años. Si las condiciones no son radicalmente mejores, el Estado no podrá salir a promocionar institucionalmente la reunión, mientras el resto del tiempo la desalienta.
Para Carlos Mellano, presidente de la Asociación Empresaria Hotelero Gastronómica (Aehgar), a diferencia de lo que sucedió en 2009, se trata de “una postergación incierta, porque en agosto no sabemos si va a haber una cuestión sanitaria en mejores condiciones. Quizás el 20 de julio la gente salga igual con restricciones, por lo simbólico, y en un mes y medio hagamos un relanzamiento para ver si eso repercute en un respiro para el sector”, se esperanzó.
Sin embargo, no todos están de acuerdo con la decisión. Una parte de la gastronomía quiere promocionar la fecha igual porque necesita, aunque sea menguada, tener una serie de días donde pueda multiplicarse la venta. En tanto, otros consideran que el problema del sector pasa por otro lado: la limitación horaria.
“Es una fecha comercial, en un año normal ayuda, pero hoy en día no es nada. Nuestro problema es el horario. Con o sin Día del Amigo, trabajando hasta las 23 (luego no pueden ingresar más clientes) estás en perdida igual. No hay fundamentos científicos para limitar el cierre a esa hora”, dijo Reinaldo Bacigalupo, de Mercado Pichincha.
Mañana, autoridades municipales se reunirán con el sector para buscar una salida consensuada ante el difícil panorama.