Romano Mussolini, bisnieto del dictador, debutó en el fútbol italiano
Romano Floriani Mussolini, bisnieto del dictador Benito Mussolini, debutó el pasado sábado con el equipo filial del Lazio, el club italiano con mayores vínculos entre sus barras y la extrema derecha.
Juega como defensor, tiene 18 años y es el tercer hijo de Alessandra Mussolini, ex diputada en el Parlamento Europeo por Forza Italia, y Mauro Floriani.
La llegada de Romano Mussolini a la Lazio se concretó en 2016, procedente de la cantera de la Roma, el clásico rival, al que los ultras laziares les dedicaron en más de una oportunidad gritos fascistas y racistas, desde colgar una bandera de “equipo de negros, hinchada de judíos” hasta empapelar el Estadio Olímpico con la figura de Ana Frank vestida con la camiseta granate de la Roma.
«Aposté mucho por él y le marqué dos años de gran trabajo, donde pudo explotar. Ahora sólo está recogiendo los frutos de esa gran entrega», aseguró Mauro Bianchessi, uno de los responsables de las Inferiores de la Lazio, a Il Messaggero.
Según informó Il Messaggero, Romano Mussolini no está interesado en política. Sin embargo, la relación entre su apellido, el de su madre y también el de su bisabuelo es inocultable. «Es un tema del que prefiero mantenerme al margen. Mi hijo no quiere que me entrometa en su vida y sus cosas», afirmó.
Hasta el momento, Romano disputó participó de dos partidos del equipo Primavera. En el primero, ante Milan, no jugó un solo minuto. En el segundo, contra Juventus, lució su doble apellido en la camiseta, algo que ya hacía en el Sub 18 del club.
A Benito Mussolini no le interesaba el fútbol. Sin embargo, al igual que muchos otros líderes alrededor del mundo vio en él una manera de acercarse a las masas. Por otra parte, la creación de la Lazio, en enero de 1900, fue impulsada por nueve jóvenes romanos que eligieron los colores celeste y blanco y el emblema del águila en homenaje al pasado imperial de la antigua Roma.
Desde entonces, distintos escándalos salpicaron al club. En el año 2000, un grupo de hinchas sacó una pancarta en la que se podía leer “Honor al Tigre Arkan”, jefe de los paramilitares serbios responsables de un buen número de muertes en los Balcanes. Otra bandera: “Auschwitz su patria, los hornos su casa”, en referencia a la hinchada de la Roma.
En 2018, la Federación Italiana de Fútbol sancionó con 50 mil euros a la Lazio al considerar al club «objetivamente» responsable de las pegatinas antisemitas que aparecieron en el Estadio Olímpico de Roma en las que se veía a la víctima del holocausto nazi Ana Frank vistiendo una camiseta de la Roma. Además, se les prohibió a 13 hinchas acudir a cualquier evento deportivo.
Algunos jugadores tuvieron una buena relación con los ultras y otros, por el contrario, fueron atacados. El holandés Aaron Winter fue recibido con gritos de negro judío; a Juan Sebastián Verón se le sugirió que se tapase el tatuaje del Che Guevara; y el israelí Eyal Golasa abandonó su aventura a mitad de temporada presionado por su familia y país, dividido ante su fichaje por un club tan particular.
Paolo Di Canio, ídolo del club, celebró en más de una oportunidad con el saludo fascista, motivo por el cual fue multado. Entre otras cosas, tenía tatuada la palabra Dux en su cuerpo (así se hacía llamar Mussolini). Mauro Zárate, actualmente en Boca, quedó apuntado por asistir a la tribuna durante un partido en el que estaba sancionado y hacer el saludo fascista.