Rosario bajo amenaza: el oscuro negocio de las balaceras y la extorsión de los grupos mafiosos
Cada caso es particular y los chantajes varían según el objetivo. Desde advertencias en papel hasta mensajes de texto y llamadas por teléfono. Sin embargo, hay algunos denominadores comunes que unen a todas las víctimas. Algunos detalles.
Por Ignacio Pellizzón
La modalidad de dejar notas escritas, seguidas de balaceras tanto en hogares como en comercios, creció en Rosario en los últimos años. Se trata de un método delictivo para poder recaudar dinero fresco y rápido. Las sumas de plata que se exigen son muy variadas al igual que el método de pago. Aunque cada hecho es uno en sí muy particular, hay ciertos denominadores comunes.
“Estamos presos del negocio de la extorsión”, se cansó de repetir el intendente rosarino Pablo Javkin ante los incesantes delitos extorsivos registrados desde que comenzó el 2023. El jefe del Palacio de los Leones afirma que “el 95% de los hechos que investigan los fiscales surgen de llamados telefónicos hechos desde las cárceles”.
Muchas de las balaceras se comprobaron que fueron ordenadas por capos narcos que están detenidos en cárceles de máxima seguridad, y donde se les secuestraron teléfonos celulares.
A Ariel Máximo “Guille” Cantero, líder de la banda Los Monos, por ejemplo, le encontraron una línea fija en su celda de Marcos Paz, un penal de máxima seguridad y del cual se sospecha ordenaba los ataques violentos además del negocio del narcotráfico.
Las balaceras en Rosario se impusieron a tal punto que se creó una unidad de fiscales que investigan exclusivamente este tipo de delitos. En total son tres los especialistas en el tema: la fiscal Valeria Haurigot y los adjuntos Pablo Socca y Federico Rébola, este último quien interviene en la causa que tuvo como víctima a la familia de Antonela Roccuzzo por los disparos que recibió un supermercado propiedad del padre de la esposa de Lionel Messi.
Por supuesto que estos hechos se enmarcan en un contexto de violencia muy profunda que atraviesa ya no solo la ciudad, sino también el Gran Rosario. A modo de referencia, en base a datos elaborados propios y al informe del Observatorio de Seguridad Pública del Ministerio de Seguridad santafesino, ya se llevan cometidos 116 homicidios en lo que va del año (133 días) en el departamento Rosario (26 en enero; 32 en febrero, 22 en marzo, 21 en abril y 15 en mayo), llevando el promedio a un crimen cada 27 horas.
El detrás de escena
En base a una ronda de consultas que realizó Mirador Provincial con empresarios, particulares y referentes de instituciones, los cuales fueron víctimas de amenazas extorsivas y, en algunos casos, balaceras, contaron detalles de lo que les tocó vivir. Por seguridad, no revelan su identidad.
Del lado de los empresarios las metodologías fueron bien variadas. En uno de los casos, lo que sucedió fue que se encontraron en el depósito una nota que exigía el pago de 20 mil dólares a cambio de protección ante posibles ataques. En la nota se dejaba un CBU para realizar el pago.
En otro de los casos, llegó un mensaje de texto al celular personal del empresario. En esta oportunidad, la amenaza se basaba en un pago mensual de 300 mil pesos para evitar “que le baleen la casa” y se dejaba constancia de la dirección de su hogar.
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Un comerciante de la zona oeste de Rosario relató que a él lo llamaron por teléfono y le dieron ciertas indicaciones: tenía que dejar, en 48 horas, la suma de 500 mil pesos a modo de evitar que él y su familia sufrieran daños. Este propietario del comercio se negó a pagar y tampoco realizó la denuncia, pensando que no cumplirían con la promesa. A los dos días se encontró con su negocio baleado y en su casa le dejaron una nota con una bala.
Quienes recibieron amenazas y balaceras tanto en sus casas como en algunas instituciones tienen un denominador común: desconocen los motivos. Es que, según entienden, se realizan muchos ataques de manera equivocada. A veces, habitan espacios que son alquilados y que supieron ocupar delincuentes vinculados al negocio del narcotráfico, pero en otras no comprenden el porqué.
La primera hipótesis es que quieren ocupar esa vivienda para instalar un búnker de venta de droga. Sin embargo, lo llamativo es que en esas ocasiones se deja una nota advirtiendo que, si no se van de la casa, se la balean. No es este el caso.
Algo en lo que concuerdan todos es que nadie sintió o identificó que los siguieran o le hicieran inteligencia previa a la amenaza. En estas situaciones las amenazas extorsivas llegaron de la noche a la mañana de forma sorpresiva.
Otro punto que tienen en común es que la mayoría piensa en irse de la ciudad o de mudarse. Los que tienen negocios de barrio, piensan cerrar y abrir en otro lado o, incluso, cambiar de rubro.
Según cuentan, lamentablemente, esta no es una opción para todos por igual. Son muchos los que no poseen los recursos económicos para alquilar en otros barrios, mudarse a otras localidades o, sencillamente, instalar algún equipo de seguridad como rejas, cámaras, entre otras, aunque dudan de su efectividad.
Algunos empresarios deslizaron que están blindando sus autos en Buenos Aires y que, además, cada vez hay más personas que llegan a la ciudad por cuestiones de trabajo que vienen con custodios y autos súper protegidos.
Otro punto en el que coinciden los consultados es que cada vez son más las personas, comerciantes, empresarios, entre otros, que recibieron algún tipo de amenaza o advertencia a cambio de dinero. La modalidad sigue a la orden del día en Rosario y reproduciéndose.
Ni siquiera el intendente Javkin está a salvo de los aprietes. Hace una semana, una joven y su padre fueron detenidos por las amenazas que publicaba en su cuenta de Instagram hacia el jefe del Palacio de los Leones, que denunció el hecho.