Rusia condenó a la periodista que protestó en vivo por la guerra en Ucrania
La Justicia de Moscú pidió el arresto domiciliario para la periodista Marina Ovsyánnikova, quien se hizo conocida por interrumpir el principal noticiero de la televisión pública rusa en protesta por la guerra en Ucrania.
La periodista, de 44 años, deberá permanecer bajo arresto domiciliario hasta el 9 de octubre. Ovsyánnikova fue detenida en su casa en el marco de un proceso judicial que se le lleva por “información falsa” acerca de la actuación del ejército ruso en Ucrania.
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La detención de la periodista se produjo días después de que Ovsiannikova se manifestara frente al Kremlin con un cartel acusando a Rusia por la muerte de niños ucranianos durante su intervención militar en el país y calificando de “asesino” al presidente Vladimir Putin.
Este tipo de expresiones pueden ser castigada por una ley que penaliza la publicación de “información falsa” e “injurias” al ejército, cargos que pueden tener penas de hasta 15 años de prisión.
La periodista interrumpió durante la emisión del noticiero nocturno el pasado 14 de marzo con carteles y proclamas contra la ofensiva rusa en Ucrania. En aquella ocasión Ovsyánnikova había sido multada con 30.000 rubros (500 dólares) y despedida de su trabajo. Posteriormente, la periodista recibió otras dos multas más. En una de las audiencias judiciales, Ovsyánnikova dijo que las acusaciones en su contra habían sido armadas.
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Guerra en Ucrania: la protesta que recorrió el mundo
En marzo pasado Marina Ovsyannikova, editora de Canal Uno, protestó contra el régimen de Putin durante la emisión de un noticiero.
Cuando la conductora de noticias Yekaterina Andreyeva presentó una nota sobre las relaciones con Bielorrusia, Ovsyannikova, que vestía un traje formal oscuro, apareció de repente frente a cámara, sosteniendo un cartel escrito a mano que decía “No a la guerra” en inglés. Más abajo de la pancarta se podía leer en ruso: “Detengan la guerra. No crean en la propaganda. Aquí les están mintiendo”. Estaba firmado en inglés: “Rusos contra la guerra”.
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La manifestante logró decir algunas frases en ruso, entre ellas “¡Alto a la guerra!”, mientras que Andreyeva, que conduce el noticiero desde 1998, trató de hablar más fuerte para que no se la escuchara. Luego, aparecieron imágenes de un hospital para tapar lo que estaba sucediendo en el estudio.
El incidente fue una violación de seguridad muy inusual en la emisora estatal Canal Uno, que está estrictamente controlada. Su programa de noticias insignia, llamado “Time”, se transmite desde la era soviética y es visto por millones en todo el país, en particular por los rusos mayores.
Los motivos de la protesta
Antes del episodio, la periodista grabó un video en el que cuenta la razón detrás de su protesta, y se disculpa por mentir a los ciudadanos rusos.
“Lo que está pasando en Ucrania es un crimen y Rusia es el agresor. La responsabilidad de esta agresión recae en un hombre: Vladimir Putin. Mi padre es ucraniano, mi madre es rusa y nunca fueron enemigos”, dice en el video difundido a través de las redes sociales.
“Desafortunadamente, durante los últimos años he estado trabajando para Canal Uno. He estado haciendo propaganda del Kremlin y estoy muy avergonzado de eso: dejé que la gente mintiera desde las pantallas de televisión y permití que el pueblo ruso fuera zombificado”, revela la editora.
Y continúa su mensaje: “No dijimos nada en 2014, cuando recién comenzó. No protestamos cuando el Kremlin envenenó a Navalny. Simplemente observamos en silencio este régimen inhumano. Ahora todo el mundo se ha alejado de nosotros y diez generaciones de nuestros descendientes no limpiarán esta guerra fratricida”.
“Somos gente rusa, pensante e inteligente; está en nuestro poder detener toda esta locura. Salgan a los mítines, no le tengan miedo a nada, no nos pueden encarcelar a todos”, finalizó.
Los rusos enfrentan sentencias de prisión de hasta 15 años por difundir información que contradiga la posición oficial del gobierno sobre la invasión a Ucrania.
A principio de marzo, el parlamento aprobó unánimemente un proyecto de ley que criminaliza la difusión intencional de “información falsa”.