Salven a los billetes
“¿Pondría a Borges o a Alejandra Pizarnik en un billete de cien pesos?”, le preguntaron al Presidente electo, Alberto Fernández, quien respondió: “Sí. Por qué no. Lo que no pondría es una ballena. Quién puede negar lo que es Borges, Cortázar, Sábato”.
Por Analía De Luca
Tal como pasó cuando el actual presidente, Mauricio Macri cambió los diseños de los billetes e incluyó a los animales, ahora que Fernández adelantó que reinstalará a los próceres, no solo de la política, sino a algunos de la cultura, muchos se preguntaron “¿es un gasto necesario?”. Y no faltaron aquellos que acusaron al futuro primer hombre de “insensibilidad ecológica”, por “ningunear” el valor de la fauna.
Si bien el futuro mandatario reconoció que tiene otras prioridades, como la inflación, la deuda y el hambre que padece buena parte del país y también es cierto que los actuales billetes ganaron premios por su diseño y calidad – el de $500 con el yaguareté ganó en 2016 el premio al mejor billete latinoamericano y mundial por su mérito artístico, diseño, color y medidas de seguridad, mientras que el billete de 200 pesos con la imagen de la ballena franca austral ganó el premio LatiNum al mejor de Latinoamérica en 2017 – el anuncio generó polémica y como en todo caso, se dividieron las aguas entre los que se manifestaron a favor y los que lo hicieron en contra.
“Tengo algunas urgencias antes, pero me gustaría que en los billetes estén los próceres y los grandes hombres y mujeres de la Argentina. Lamento mucho que Evita haya desaparecido de los billetes, pero también lamento que desaparezcan Sarmiento, Belgrano, San Martín…”
Las adhesiones y las críticas coparon, sobre todo, los programas televisivos de debate y las redes sociales, y muchos salieron a proponer sus propios “próceres” para la impresión de los nuevos billetes: Mirtha Legrand, Alberto Nisman, René Favaloro, Carlitos Balá, y también hubo memes. Muchos memes.
El billete del mundo
El billete de un dólar tiene (con variaciones) la imagen de George Washington desde 1869. El 29 de noviembre de 2012, un subcomité de la Cámara de Representantes se reunió para considerar la sustitución del billete de un dólar: el último informe federal afirmaba que el cambio a monedas de dólar ahorraría $ 4.4 mil millones más de treinta años. Sin embargo, según las encuestas, pocos estadounidenses quieren renunciar a billetes de dólar.
Lo mismo los billetes de Euro, que han mantenido no solo la esencia de su diseño para cada denominación sino también su color.
Confusión
La superposición de diseños circulantes genera además mucha confusión, sobre todo en las personas con visión reducida o edad avanzada. Cualquiera que tenga la costumbre de ordenar su billetera podrá constatar que puede tener diez billetes diferentes y todos de baja denominación. Actualmente, aunque el billete de $5 está pronto a salir de circulación, en la Argentina hay billetes de $5, $10, $20, $50, $100, $200, $500 y $1000. De estos, los de cinco, diez, veinte, cincuenta y cien tienen dos y hasta tres diseños de curso legal cada uno (los billetes de cinco, diez y veinte pesos tienen dos y los de cincuenta y cien pesos tienen tres). Esto, sin tener en cuenta la cantidad de monedas y moneditas de circulación oficial, entre las que se encuentran las devaluadísimas de uno, cinco, diez, veinticinco y cincuenta centavos y los varios diseños de curso legal de la moneda de un peso con las muchas “conmemorativas” que se han realizado en los últimos años. Y las nuevas monedas con árboles…
Sumarle a esta colección nuevos diseños sería, cuanto menos, desprolijo, descontando, por supuesto, la inversión que conlleva generar nuevos diseños y cambiar las matrices de impresión del papel moneda y sin llegar a ahondar en lo que el billete representa en la simbología nacional en cuanto a identificación social y continuidad ideológica.
Más allá de la postura de cualquier argentino a favor o en contra de esta voluntad particular de Alberto Fernández, tal vez el Congreso de la Nación debiera regular un diseño básico para cada denominación, para que, tal como en los casos de Estados Unidos o la Unión Europea, y a pesar de la creciente inflación argentina, cada presidente entrante evite caer en la tentación de acuñar monedas con su propio rostro.
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