Se agravó la bajante del Paraná y temen que se complique la exportación de cereales
Especialistas del régimen hídrico consideran que la situación tiende al agravamiento. Creen que podría superarse la bajante máxima registrada en 1944. Las operaciones en la mayoría de los puertos fluviales se encuentra restringida
Una vez más, el estiaje anticipado (nivel más bajo de un río) del Paraná complica buena parte del tránsito fluvio-marítimo internacional que a diario transita por la Hidrovía Paraná Paraguay, afectando así la movilización de más de cien millones de toneladas de carga por año. La persistencia del fenómeno complica las estimaciones acerca del volumen de oleaginosas y derivados que el país exporta y encienden luces de alarma respecto al flujo de divisas provenientes del sector agroindustrial.
“Enfrentamos una bajante de ribetes históricos y obviamente no es un problema menor. Nada nos permite inferir que sea algo esporádico y menos que se modifique rápidamente. En Barranqueras por ejemplo el nivel del agua quedará en valores negativos en los próximos días”, declara para Infobae uno de los principales operadores del curso fluvial.
Las cada vez más frecuentes bajantes de uno de los cursos de agua que conforman la estratégica Hidrovía Paraná Paraguay es evaluada con preocupación por distintos organismos del ámbito nacional y de las provincias ribereñas. Están en alerta Buenos Aires, Entre Ríos, Corrientes, Chaco, Santa Fe y Misiones. Ello debido a que las implicancias de las variaciones de su caudal (el que alcanza un máximo de 16.000 metros cúbicos por segundo a la altura de Rosario) afectan al comercio exterior no solo de Argentina sino también de Paraguay, Brasil, Bolivia y -en menor medida- Uruguay. Además, llegan a comprometer el ecosistema de su área de influencia e incluso hacen peligrar el suministro de agua dulce a muchos conglomerados urbanos. Un aspecto no menor es el que se origina en el incremento de la concentración de contaminantes en el cauce del rio al alterarse la relación entre las descargas de efluentes cloacales urbanos y el caudal habitual del mismo.
La mayoría de los expertos abocados al estudio de la dinámica geomorfológica del Paraná, coincide en sostener que parte del fenómeno se debe a los descendientes niveles de lluvias en el noreste del país y en las cuencas brasileñas de los ríos Paraná e Iguazú. En el mediano plazo los estudiosos del tema vislumbran entre otras consecuencias la reducción o desaparición de muchos de los cauces secundarios del Paraná.
La operatoria portuaria resentida
Desde la Liga Naval Argentina se hizo hincapié en el millonario (en dólares) nivel de pérdidas que un adecuado nivel de la vía hídrica origina en toda la cadena comercial del país. Según los expertos de la centenaria institución naval si bien se estima no llegar al extremo de la paralización de un puerto, durante semanas o meses los buques zarpan de los muelles ubicados a la vera del Paraná con sus bodegas cargadas parcialmente. Esta situación obliga al completado de las mismas, una vez que el buque arriba al Río de la Plata lo que no solo retrasa la operación naviera sino que insume costos adicionales de importancia. “Tengamos en cuenta que el año pasado la Cámara de Cereales de Rosario estimó las pérdidas solo por cuestiones hídricas, en 240 millones de dólares”, informan desde la sede central de la institución.
La importancia de un dragado eficiente
Por su parte la Cámara de Puertos Privados de la República Argentina al margen de manifestar su preocupación por la actual situación, aprovechó la ocasión para manifestar que, ”con esta bajante del río queda en evidencia la importancia de un dragado eficiente. Pese al estiaje actual y aun con algunas dificultades seguimos saliendo del rio con un buen calado”. Y agregan que “tenemos un dragado eficiente y con equipo moderno. Una bajante de estas características no abordada con técnica, planificación y equipamiento acorde, nos deja un río con un calado de no más de 20 pies lo que sería un verdadero desastre operativo y económico. Una ecuación costo beneficio que no cerraría por ningún lado”.
El pronóstico
Fuentes del Instituto Nacional del Agua (INA) no auguran mejorías en lo relativo a los niveles de agua en el curso medio e inferior del río Paraná de aquí al mes de agosto. Por el contrario, sospechan que la situación tenderá a agravarse. Los técnicos consultados por Infobae indican que es normal que los ciclos de bajante no sean aislados. “Tuvimos una gran bajante en 2020, lo mismo ahora. No podemos descartar que estemos inmersos en un proceso que se puede mantener o agravar en los próximos años”, finalizan.