Se cumplen 25 años del crimen de José Luis Cabezas
La hermana de José Luis Cabeza dialogó con TN, en un nuevo aniversario del asesinato del reportero gráfico. “Van a ser asesinos toda su vida”, dijo.
Pasaron 25 años: José Luis Cabezas fue encontrado el 25 de enero de 1997 en las afueras de Pinamar, calcinado, esposado en un Ford Fiesta y con dos tiros en la cabeza. Días antes, no había hecho más que sacar una foto. Pero esa foto le puso rostro al Mal: Alfredo Yabrán, el oscuro empresario que todos en el mundo del poder conocían, pero pocos habían visto su cara.
Gladys Cabezas todavía recorre el tramo entre Pinamar y Madariaga, por el que llevaron a su hermano 25 años atrás antes de matarlo. Piensa… mira el paisaje y piensa: qué habrá pensado José Luis en esos minutos finales. “Hubo condenas, pero no hubo justicia”, dice.
A 24 años de su muerte, José Luis Cabezas fue recordado con una videoconferencia y dos actos
Se enteró de la muerte de su hermano a través de la radio. Gladys estaba en la casa de campo de su tía, junto sus padres.
“Mi papá estaba escuchando el partido de Independiente. Con mi hermano eran hinchas. A las 9 salió un flash informativo: habían encontrado muerto a un periodista de la revista Noticias, a un fotógrafo. “Mi hijo”, dijo mi mamá”, cuenta Gladys. Pensaron que se trataba de un accidente, más tarde se fueron enterando la verdad.
Por el crimen de Cabezas, la Justicia condenó a prisión perpetua a:
Los policías Gustavo Prellezo (como autor material), Aníbal Luna y Sergio Camaratta.
A un grupo de delincuentes miembros de la “La Banda de Los Horneros”: José Luis Auge, Horacio Braga y Héctor Retana.
También a Gregorio Ríos, jefe de Seguridad de Alfredo Yabrán, y el comisario Alberto Gómez, por liberar la zona.
Yabrán jamás fue enjuiciado: se voló la cabeza de un escopetazo. Camaratta murió en prisión en el 2015.
Para el 2017, todo el resto de los condenados habían salido en libertad.
“Mi hermano no era un héroe, era un tipo que laburaba. Que a partir de lo que hizo José Luis cambiaron las cosas, sí. Que sin querer descubrió cosas, sí. Pero no era su misión descubrir a Yabrán. Lo hizo porque era su trabajo, el quería las mejores fotos, los mejores reportajes como quiere cualquiera en su trabajo. José Luis no buscó su muerte. Héroe es un soldado de guerra que va a la batalla, él iba a cumplir un trabajo”, dice Gladys.
-¿Cómo era José Luis con su trabajo?
-Le encantaba. Amaba la fotografía. Tenía un trabajo muy bueno en un laboratorio. Empezó a estudiar fotografía, dejó su trabajo y se puso a sacar fotos en cumpleaños. Las vendía, y yo lo ayudaba porque no tenía tiempo, y yo entregaba las fotos. El amaba su trabajo. Era muy perfeccionista.
-¿Cómo era con la familia?
-Era un genio. Era mi hermano… Siempre fuimos muy alegres. Vivíamos al día, pero alegres, siempre juntos. Teníamos un papá que valía oro, te daba lo que tenía puesto si era necesario: y José Luis era igual.
-¿Piensa en sus últimos momentos?
-No sé cómo fueron, y es algo que me aprieta el pecho. Una y mil veces he ido en el coche a esa hora, de Pinamar a Madariaga, todo ese paisaje por donde lo llevaron… y pienso, pienso qué habrá pensado, qué habrá sentido arrodillado ahí, con un revolver en la cabeza, esposado. Imagino que mucho miedo, y habrá pensado en sus hijos. Lo que sea se lo llevó él. Ese paisaje… siempre recorro ese paisaje.
-Hubo un juicio y condenas. ¿Hubo Justicia?
-No, hubo condena pero justicia no hubo. Perpetua no existe, te pueden dar 25 años. A ellos le dieron 25 años, por supuesto que ninguno los cumplió: por el 2×1, porque se ‘portaron bien’. Gustavo Prellezo estudió abogacía, mintió para recibir su matrícula, dijo que no tenía antecedentes penales. El tribunal de Disciplina le sacó la matrícula, pero sigue trabajando. Este asesino planeó todo: fue el quien bajó a mi hermano, porque los otros no se animaban, lo arrodilló, le pegó dos tiros en la cabeza y lo esposó al volante de un auto. Este tipo está ejerciendo como abogado. Encima hizo una denuncia porque no lo dejo trabajar. Es un psicópata.
-¿Alcanza con conocer la verdad?
-Claro que valió la pena, pero qué hacemos con eso. ¿Conocemos que mató y no le damos la condena? Si son 25 años, tienen que ser 25 años: pero son menos porque se portan bien. ¿Cómo te vas a portar en la cárcel? ¿Hay que aplaudirlos? Pero acá todo vale, matar es gratis, vas un ratito a la cárcel y después salís. Lo vemos todo los días, no es sólo en el caso de José Luis.
-¿No teme volver a encontrarse con los condenados?
-Yo no les tengo miedo. Lo he visto a Gustavo Prellezo en la calle caminando. Me enteré que estaba trabajando como abogado. Lo he ido a buscar al estudio, y no quiso salir. Fui para decírselo en la cara, que no tenía vergüenza, que no iba a permitirle ser abogado. Para que vean que estamos detrás de ellos, de todos los que asesinaron a José Luis, porque van a ser asesinos toda su vida. Mi viejo se murió de tristeza hace 10 años, por su hijo. Se tiró en un cama y dijo hasta acá llegué. Mi mamá hace seis, después de haberse querido matar dos veces.
-¿Se le acercó alguno de los asesinos buscando perdón?
-Lo hicieron, cuando los fui a ver a la cárcel. Y también le mandaron una carta a mis papás, hace mucho. Pidiendo perdón… nosotros no somos Dios para perdonar. Para nosotros van a seguir siendo unos asesinos. Van a ser asesinos toda su vida, no me importa si cumplieron la condena, hay que ser muy cobarde para matar como lo mataron.
-¿Cambió algo en 25 años?
-En 25 años no cambió nada: cada vez más muertos en democracia, menos justicia, más impunidad. Nadie nos cuida, ni los gobiernos, ni la Policía. Tenemos un país hermoso, y mucha gente bastante de mierda. Yo tengo dos laburos. Prendo la televisión a la mañana antes de salir para ver el clima y me llevo una muerte. Y da miedo salir a la calle. Nosotros éramos una familia como todo el mundo: aprendimos a ser abogados, investigadores, todo. Los que van a atrás de cada asesinato son las familias. Siempre lo mismo. Y después salen porque se portaron bien en la cárcel. Es muy duro.
-¿Teme que su hermano sea olvidado?
-No le tengo miedo al olvido. Lo único que me interesa es no olvidarlo yo. Y no olvidándolo yo, lo van a recordar todos.