Se reúne la “mesa chica” de la CGT para limar asperezas internas
Los principales dirigentes de la CGT se reunirán hoy para intentar bajar los decibeles de la interna que volvió a entrar en ebullición luego del fallido acto del 17 de Octubre en el que la central terminó cediendo la organización al PJ, y ante los rumores de un alejamiento del cotitular Carlos Acuña.
El encuentro de la plana mayor cegetista se realizará este martes por la tarde en la sede del sindicato de UPCN, y uno de los principales interrogantes es si Acuña concurrirá el encuentro, luego de haber pegado sendos faltazos al acto del 17 de Octubre en la sede de Azopardo y a la reunión con la misión del FMI.
Cada vez más distanciado del Gobierno y de la propia CGT, Acuña encabezó junto a su jefe político, el gastronómico Luis Barrionuevo, su acto del 17 de Octubre un día antes que el de la central obrera, desde el cual lanzó un fuerte mensaje a sus pares de la entidad de la calle Azopardo, al reclamar que “no hay que ser el alcahuete de turno” del Gobierno.
Acuña está molesto por el férreo alineamiento detrás de la gestión de Alberto Fernández que promueve el otro cotitular de la CGT, Héctor Daer, secundado por otros dirigentes de peso dentro de la cúpula.
No obstante, Barrionuevo y Acuña no están solos en su postura de que la CGT exhiba mayor distancia del Gobierno en medio de la incertidumbre por la fuerte crisis que atraviesa el país: el líder de los maquinistas de trenes de La Fraternidad, un gremio clave del sector del transporte, Omar Maturano, los acompañó en la ceremonia del Día de la Lealtad en una plaza porteña y al día siguiente tampoco concurrió al edificio de Azopardo al 800.
En ese marco, la posibilidad de que Barrionuevo, Acuña y otros gremios aliados rompan con la conducción de la central y reediten la CGT Azul y Blanca comenzó a tomar cuerpo, aunque aún no habría nada resuelto al respecto.
A su vez, aún resuenan dentro de la CGT los reproches cruzados por el acto del 17 de Octubre, que los sindicalistas habían comenzado a organizar como una ceremonia propia en respaldo al Presidente y se terminó convirtiendo en un acto del PJ más cercano kirchnerismo, sector que finalmente tomó el control de la logística del evento.