Lo hizo, justamente, al argumentar que “si un juez mantiene reuniones con el presidente de la Nación y al mismo tiempo interviene y decide en una causa sobre la que el mismo presidente de la Nación está interesado, según surge de sus manifestaciones públicas, ¿puede realmente ese juez ser independiente e imparcial? Claramente no“, planteó Cristina.
Lo mismo hizo el 16 de julio, cuando dio sus argumentos en la audiencia pública convocada para defender su planteo de nulidad sobre la causa del Memorándum con Irán.
La vicepresidenta, como el resto de los imputados, estaba acusada del presunto delito de “encubrimiento agravado” sobre la base del argumento que el acuerdo con Irán, supuestamente buscaba dejar sin efecto los pedidos de captura internacional de un grupo de ciudadanos iraníes que participó del ataque terrorista cometido a la AMIA el 18 de julio de 1994, que causó 85 muertos en la sede de la mutual judía en el barrio porteño de Once.