Historias de cronopios y de famas
Subastan relatos inéditos de Cortázar hallados en una caja de bananas
Siete relatos inéditos del escritor argentino tendrán nuevos dueños este 12 de octubre, en Montevideo (Uruguay). Conocé la curiosa historia de su hallazgo.
Un mecanoscrito original de “Historias de cronopios y de famas”, el icónico libro de relatos del escritor argentino Julio Cortázar, que incluye siete relatos inéditos, será subastado en Montevideo el 12 de octubre, informaron coleccionistas y rematadores vinculados con la subasta.
Hasta acá podría ser una historia más de textos originales nunca publicados de un autor famoso. Y de algún modo lo es. No lo es, en cambio, el lugar donde encontraron los textos.
Fue una tarde calurosa y húmeda, a comienzos de 2020, poco antes de que estallara la pandemia de covid-19. El hijo de un veterano coleccionista montevideano -que pidió no revelar su nombre por motivos de privacidad- contó que trataba de ordenar el caos que dejó su padre, fallecido algunos meses antes. Cajas y más cajas, polvo, libros y antigüedades tiradas por toda la casa.
En un rincón había una pila de cajas de banana, de las que se usan para importar la fruta desde Ecuador o Brasil pero también para guardar libros. Empezó a moverlas, a sacar de ahí papeles, pelusas, bolsas, libros viejos, novelas baratas y recuerdos. A vaciarlas. Hasta que llegó al fondo de una de las cajas.
De pronto, entre los dobleces de un cartón húmedo, encontró un papel amarillento con algunas letras. Leyó una palabra: “cronopios”. Abrió los ojos como dos platos y, recordó, se le pusieron los pelos de punta. Tembloroso, empezó a sacar lentamente los papeles y leyó un título, el nombre de un escritor famoso, el de la ciudad donde está enterrado y un año: “Historias de cronopios y de famas. Julio Cortázar. París, 1952”.
Se trataba de 60 hojas, con 46 relatos mecanografiados por Cortázar, de los cuales 35 fueron publicados “casi sin variantes” en la primera edición de 1962 de “Historias de cronopios y de famas” (Editorial Minotauro, Buenos Aires), otros cuatro se publicaron posteriormente y siete son inéditos, de acuerdo con el catálogo de Zorrilla Subastas, uno de los organizadores del remate. Un tesoro literario que había permanecido oculto durante más de 70 años en unas cajas de banana.
La autentificación del material fue realizada por dos expertos en Cortázar: el académico Aldo Mazzucchelli -desde lo literario- y el coleccionista Lucio Aquilanti, desde lo técnico.
"Puedo afirmar, sin lugar a dudas, que se trata de un original del autor, mecanoscrito, de extraordinaria trascendencia", escribió Aquilanti en su informe, donde incluso concluyó que, para esos textos, el escritor utilizó una máquina de escribir Royal, la misma con la que redactó buena parte de su obra. “Se trata de un original de época, muy similar a otras piezas de pocos años después que he manejado durante años”, agregó Aquilanti.
"Desde el punto de vista literario, teniendo en cuenta sobre todo la época y el contexto de composición, el estilo, el idiolecto del autor y los temas, no hay ninguna razón sólida para pensar que estas páginas no sean auténticas", concluyó Aldo Mazzucchelli.
Puede interesarte
Este jueves 12 de octubre esta versión original mecanografiada por el autor saldrá a la venta en un remate conjunto de las casas de subastas Zorrilla (Uruguay) e Hilario (Argentina), a un precio base de US$ 12.000.
El catálogo de la subasta en la web indica que los originales están “en muy buen estado” y en una caja especialmente diseñada para su conservación. Y agrega: “El maravilloso tesoro de inéditos de Julio Cortázar se forma con los siguientes títulos: “Inventario”, “Carta de un fama a otro fama”, “Mariposas automáticas”, “Los viajes y los sueños”, “Diminuto unicornio”, “Rabia de espejo” y “Rey del mar”. La venta de los textos mecanografiados por Cortazar no incluye los derechos de autor sobre la obra.
La génesis de esta obra, contaba Cortázar en entrevistas posteriores, se remonta a 1951, cuando llegó a París. Un año después, durante un concierto en el Théâtre des Champs-Élysées, experimentó -según contó luego en entrevistas- una epifanía. En ese momento, visualizó a unas criaturas flotando ante él y las bautizó como “cronopios”, el mismo nombre con el que él mismo fue apodado luego: “El gran cronopio”. En su lápida de mármol blanco del Cementerio de Montparnasse se encuentra una escultura representando varios cronopios.