Tras la renuncia de Ginés González García, Carla Vizzotti juró en Olivos
Luego de la salida del ahora ex Ministro, la especialista en vacunas asumió su nuevo cargo en la residencia presidencial.
En un acto formal, sin discursos, y con bajo perfil, el presidente Alberto Fernández le tomó juramento esta tarde a Carla Vizzotti, hasta ayer secretaria de Acceso a la Salud y virtual viceministra, quien asumió de esa forma al frente del Ministerio de Salud luego de la salida de Ginés González García. El Gobierno busca que el nombramiento sea el fin a la crisis política que se desató ayer, en cuestión de horas, cuando se conoció que se había instalado un vacunatorio irregular en la sede de la cartera sanitaria para personas allegadas a la cúpula ministerial.
La ceremonia de jura de la nueva ministra comenzó una hora tarde, a las 18, y duró pocos minutos. Se realizó en la Quinta de Olivos con pocos invitados, entre ellos familiares de la flamante ministra y algunos funcionarios, y sin acceso a la prensa, aunque el acto fue transmitido por los canales oficiales. No hubo discursos: en Gobierno se decidió que el tema continúe comunicándose por los canales oficiales de la manera más formal posible. Los detalles y la modalidad se trabajaron desde temprano y se ultimaron en las primeras horas de la tarde.
Mientras tanto, en Gobierno se vivía un clima de incertidumbre y se realizaba un análisis constante del devenir de la coyuntura política. La súbita decisión de Alberto Fernández de despedir al -ahora- ex ministro González García luego de que trascendió que se había montado un vacunatorio para allegados al poder, desató una crisis que tuvo fuertes consecuencias. Por lo bajo, en Gobierno temían la posibilidad de que aparezcan otros casos similares vinculados al Frente de Todos.
Más allá de las peleas políticas, traiciones y acusaciones, de las responsabilidades de cada funcionario o sus motivos para vacunarse, la principal preocupación en Gobierno tenía que ver con la pérdida de credibilidad, confianza y legitimidad en el orden que impuso el Ministerio de Salud para la administración de las primeras dosis de la vacuna. Y, en paralelo, se temía por el daño a la imagen del Frente de Todos en un año de elecciones legislativas, de cara a las cuales la vacunación, junto al repunte económico, son pilares para los planes de reelección del presidente Alberto Fernández.
Después de meses de fuertes críticas por la gestión de salud en la pandemia, durante las últimas semanas el Gobierno veía el desarrollo de la gestión con optimismo. Con la llegada del primer cargamento de la vacuna rusa, a fines de diciembre, y con la aprobación de la vacuna rusa, en la Casa Rosada consideraban que habían logrado dejar atrás los problemas con la importación de dosis, la frustración de las negociaciones con el laboratorio Pfizer, y las dudas -al inicio- de la efectividad de la Sputnik V.
La crisis del vacunatorio VIP se sumó a las falencias que se arrastraban de la gestión gubernamental sanitaria el año pasado. Ahora, las conversaciones apuntaban a minimizar riesgos políticos de la oscura trama de irregularidades en la vacunación; y finalmente, a la posibilidad de retomar las riendas de la agenda pública.
En el ministerio, Vizzotti, especialista en vacunas y uno de los cuadros técnicos sanitarios del círculo del albertismo, tendrá carta blanca y apoyo de parte del Presidente para tomar las decisiones que necesite en la organización de su gabinete. Fuentes de Gobierno consideraban que ese apoyo será particularmente necesario si se tiene en cuenta que muchos de los principales funcionarios de segundas y terceras líneas responden políticamente a Ginés González García.
Durante el último año, hubo roces entre el ahora ex ministro y Vizzotti, aunque las fuentes gubernamentales destacan que los problemas se producían “de arriba hacia abajo”. En Gobierno aseguran que González García resentía el reconocimiento público e interno que había logrado la ministra, principalmente a través de sus gestiones para obtener la vacuna rusa, en contraposición a los problemas que hubo con otros laboratorios con los que se ocupó de negociar el ministro. Mientras tanto, en el entorno de García, a pesar de las repetidas consultas, había silencio desde que estalló el escándalo.