Trump ordenó reprimir con gases para sacarse una foto con una Biblia
La caminata parece tranquila. No muestra rastros de lo que pasaba minutos antes. En ella el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, de traje azul, corbata azul, avanza. Seguido por sus funcionarios y sus custodios.
Avanza al frente. Despejado. Avanza hasta llegar a una iglesia, cercana a la Casa Blanca, que fue agredida por los manifestantes que reclaman el fin de la violencia de la Policía contra los negros tras el crimen de George Floyd. El video de la caminata, publicado por el gobierno, no tiene sonido ambiente. Tiene música, como un spot publicitario. Y deja en claro una imagen: Trump con la Biblia.
Ayer el republicano reapareció en público tras dos días encerrado, incluso una hora en el búnker de la Casa Blanca, y en declaraciones desde el Rose Garden amenazó con desplegar a “miles y miles” de soldados. Después paseó a través del Parque Lafayette hasta la conocida como “Iglesia de los presidentes”, que sufrió daños por el fuego durante las marchas. Para llegar hasta allí, según lo publicado por el diario The Washington Post, se ordenó a las fuerzas de seguridad que dispararan proyectiles explosivos, gas y balas de goma contra la multitud para así abrir el camino del presidente, ansioso por demostrar que la capital de la nación estaba bajo control.
Una vez allí declaró: “Tenemos un gran país. Es el país más grande del mundo. Y garantizamos su seguridad”. Antes, había advertido que si los gobernadores no movilizan a un número suficiente de efectivos de la Guardia Nacional para “controlar las calles”, las fuerzas armadas federales intervendrán para “solucionar rápidamente el problema”. Un despliegue militar ordenador por Trump supondría una sorprendente intervención federal, inusual en la historia moderna del país. De hecho, la situación provocó comparaciones con 1968, cuando Richard Nixon se presentó como candidato de ley y orden tras los disturbios por el asesinato de Martin Luther King Jr.
La visita de Trump a la iglesia y el gesto de la foto con el libro provocó la rápida condena de la obispo diocesana Mariann Edgar Budde, quien dijo: “El presidente acaba de utilizar una biblia y una de las iglesias de mi diócesis como escenario para un mensaje antiético con las enseñanzas de Jesús y todo aquello que nuestra iglesia representa”.
El país lleva casi una semana sumido en la violencia por la muerte de Floyd, asesinado por un oficial blanco de Minnesota tras ser denunciado de que quería pagar en un local con un billete falso. Las protestas se producen tras años buscando reformas policiales por los repetidos casos de fallecidos de minorías bajo custodia de las autoridades, y en un momento en que el país se recupera de un brote de coronavirus y una tasa de desempleo nunca vista desde la Gran Depresión.