Una experiencia increíble
Un grupo de 50 paracaidistas intentaron romper el récord nacional de formaciones en caída libre
El más joven de los participantes es de la localidad de Roldán y conto cómo fue la experiencia en la que llegaron a unirse en el aire 45 personas.
Raúl Babalfi es de Roldán, tiene 36 años, y practica paracaidismo en el Aeroclub Casilda. El pasado fin de semana formó parte de un grupo de 50 paracaidistas que intentaron batir un nuevo récord argentino de formaciones en caída libre. El último ocurrió en 2013 en Uruguay con la participaron 44 personas.
El equipo estuvo a poco de cerrar la formación. Pese a no alcanzar la meta, la experiencia fue increíble y Raúl la cuenta en primera persona. También participaron los paracaidistas de Funes Víctor Venerucci, Matías y Sebastián Aresca, otros de Rosario y de Cañada de Gómez que se sumaron a colegas de distintas provincias del país.
Despegaron del Aeródromo Militar “La Mezquita” de la ciudad de
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Córdoba y el lanzamiento lo hicieron arrojándole de un avión C-130 Hércules de la Fuerza Aérea Argentina. “Fui la persona más joven que participó del récord, por lo general la actividad la hace gente mayor y experimentada que tienen más de seis años de práctica. Yo llevo poco menos de dos años haciendo paracaidismo”.
“Me sentí realmente privilegiado cuando me invitaron para participar. En principio íbamos a ser 60 pero se bajaron 10. Es normal que alguien pueda tener un mal día para saltar o que le ganen los nervios. A pesar de todo, llegamos a gripar en el aire la formación más grande que se logró en tierras argentinas y que fue de 45 personas”.
“Los 50 saltamos al mismo tiempo, salimos todos corriendo del avión. Luego huevo que gripar, es decir llegar a los compañeros y agarrarlo del lugar donde te corresponde; puede ser en el brazo o en la pierna, y engancharnos a los trajes. Debemos hacerlo de manera muy suave sin que la otra persona sienta que se le modifica su vuelo. Todo esto, mientras venimos descendiendo a 250 kilómetros por hora en caída libre”.
“Lo que se busca es hacer una figura simétrica. Para eso hay que equilibrarse a nivel peso. Los más delgados se deben colocar kilos de hierro como cinturón, y la gente más pesada, lleva trajes que te frenen en el aire para poder equilibrar con el que es más liviano. La cuestión técnica se estudia previo a los saltos y hay estrategias como la posición en salida del avión, correr atrás o adelante de alguien, no hacerlo antes ni después; todo es muy preciso”.
“Lamentablemente en Argentina no se puede ensayar con una formación de 50 personas al mismo momento, porque no contamos con aviones tan grandes. El más grande está en La Cumbre (Córdoba) y carga 18 paracaidistas. Con ese se ensayó mucho, pero este récord solo se pudo hacer desde las instalaciones del Ejército Argentino.
"El último récord logrado fue con un avión del ejército uruguayo porque en Argentina no se conseguían los permisos y autorizaciones. Por suerte, se está hablando de despertar acá esta actividad porque somos muchos los que la practicamos y hasta ahora, para poder efectuar algún récord, debíamos irnos afuera".
Raúl consideró que no se pudo concretar el objetivo porque “no nos dieron la cantidad de saltos. Por lo general los récords salen entre los 18 y 20 intentos y nosotros llegamos a hacer 10. Probablemente con cuatro o cinco más, el récord se hubiese logrado ya que es una cuestión de práctica. Faltó que gripen cinco personas y en el salto 10 se llegó a la formación más alta. Si hubiésemos tenido un día más de actividad, probablemente salía, pero bueno, se llegó hasta donde se pudo porque el avión estaba disponible para hacer esa cantidad”.
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“No es fácil convocar un Hércules que la semana anterior al récord estuvo repatriando gente por los inconvenientes de la guerra. El comandante nos dijo que le parecía increíble estar tirando paracaidista con la energía que le metemos a esta actividad, cuando días atrás se encontraba repatriando gente con el riesgo que eso conlleva; fue muy fuerte su testimonio”.
El roldanense sigue con su pasión y todos los fines de semana va a saltar a Casilda. “Lo he hecho hasta 24 veces en un día a una altura máxima de tres mil metros, unos 10 mil pies, mientras que la caída libre duras 25 a 30 segundos hasta hacer la apertura del paracaídas. Después viene el proceso de manejo de velamen hasta el aterrizaje. Es maravilloso, hay gente que va al psicólogo y yo encontré que esta actividad es un anti estrés increíble”.