Brasil
Un hombre se sometió a un estudio pero se despertó sin una pierna y varios dedos amputados
graves complicaciones comenzaron a surgir a raíz de una infección hospitalaria por la bacteria KPC (Klebsiella pneumoniae carbapenemasa).
Hace un año y medio, Julio Trindade fue diagnosticado con apnea del sueño, un trastorno que interfiere con la respiración durante el descanso. Para corregirlo, se le recomendó una cirugía ortognática destinada a realinear su mandíbula. Después de investigar y encontrar a un especialista, Julio se sometió a la operación en mayo de este año. Al principio, todo parecía ir bien, pero pronto comenzaron a surgir graves complicaciones respiratorias que lo llevaron a ser internado en la UCI.
Al despertar tras 40 días en coma inducido, Julio fue informado del calvario que había sufrido: 13 cirugías, dos paros cardíacos y la amputación de su pie izquierdo, varios dedos del otro pie y de su mano derecha. Su caso fue catalogado como extremadamente raro por los médicos, quienes apenas le dieron un 3% de posibilidades de sobrevivir durante los 75 días que pasó en dos hospitales.
Una infección hospitalaria por la bacteria KPC (Klebsiella pneumoniae carbapenemasa) invadió sus pulmones y rápidamente se extendió por todo su cuerpo, agravando su situación. Esto provocó una drástica reducción de su capacidad respiratoria al 40%, obligando a los médicos a intubarlo. Durante este período, sufrió dos paros cardíacos, cada uno de siete minutos, que empeoraron su estado.
Ante el deterioro de su salud, los médicos decidieron utilizar un dispositivo ECMO (oxigenación por membrana extracorpórea) para actuar como un pulmón artificial. Sin embargo, este tratamiento no estaba cubierto por su seguro de salud, lo que llevó a su esposa, Maíra Gama, a obtener rápidamente una orden judicial para obligar al seguro a cubrir los costos.
Durante su tiempo en la UCI, los médicos tardaron en identificar la causa de su afección y cómo se había producido la infección por la superbacteria KPC. Esta bacteria no solo afectó sus pulmones, sino también sus riñones, hígado y médula ósea, lo que llevó a múltiples cirugías para extirpar tejido necrótico.
Julio permaneció conectado al ECMO durante siete días, mientras los médicos discutían los riesgos de administrarle anticoagulantes. En medio de la incertidumbre y las pesadillas, Julio tuvo que enfrentar la realidad de que podría perder su pie. En un momento de lucidez, se preguntó si tendrían dinero para una prótesis, resignado a la posibilidad de perder una parte de su cuerpo, pero decidido a no perder la vida.
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Según su pareja, su buen sentido del humor y su actitud positiva fueron clave para superar esta crisis. Después de salir del hospital, Julio decidió evitar pasar por un cementerio en su camino a casa, prefiriendo ir a un lugar lleno de recuerdos felices de su vida como DJ. Hoy, después de sobrevivir a esta terrible experiencia, la pareja ha anunciado a la prensa brasileña que planean disfrutar de la vida, comenzando con una cerveza en la samba que sus amigos organizaron para celebrar su regreso.
Este caso destaca la importancia de evaluar cuidadosamente la necesidad de cirugías y los riesgos asociados. Los errores quirúrgicos pueden tener consecuencias devastadoras, incluyendo parálisis, lesiones cerebrales y otras complicaciones graves. Las demandas por mala praxis médica se basan en la negligencia, y los pacientes deben demostrar que el error fue irrazonable bajo las circunstancias. Esto incluye la incompetencia del cirujano, la falta de personal adecuado o la fatiga extrema de los profesionales de la salud.