Feria de Ciencias
Un nene de Canadá reconstruyó el "rayo de la muerte" de Arquímedes
Su experimento reaviva el debate sobre una de las leyendas más fascinantes de la antigüedad.
Arquímedes, el célebre inventor y matemático griego del siglo III a.C., ha sido objeto de fascinación a lo largo de los siglos por sus contribuciones fundamentales a la geometría, el cálculo y la teoría de números, así como por sus innovadoras invenciones, tales como la bomba de tornillo y un avanzado sistema de poleas. Su descubrimiento de los principios de flotación es, quizás, su aportación más reconocida.
Sin embargo, una de las historias más intrigantes en torno a Arquímedes es la leyenda de su "rayo de la muerte", un dispositivo que supuestamente le permitió incendiar barcos romanos utilizando el reflejo de los rayos del sol durante el asedio de Siracusa entre 214 y 212 a.C. Esta historia ha generado escepticismo entre los historiadores por la falta de pruebas concretas, persistiendo la división de opiniones sobre la viabilidad de tal invento.
Recientemente, Brenden Sener, un estudiante de secundaria de Ontario, Canadá, ha aportado nueva luz a este antiguo debate. Para su proyecto de feria de ciencias, Sener experimentó con una versión a menor escala del rayo de la muerte, descubriendo que era posible incrementar significativamente la temperatura de un objetivo mediante la concentración de luz. Su trabajo sugiere que el uso del dispositivo en combate podría haber sido plausible.
'Rayo de la muerte' de Arquímedes, ¿realidad o mito?
A lo largo de los años, personalidades como René Descartes han desestimado la idea del rayo de la muerte como ficticia, mientras que intentos modernos, incluidos los del programa "Cazadores de Mitos" y un equipo del MIT, han ofrecido resultados mixtos en cuanto a su factibilidad.
En su experimento, Sener utilizó varios equipos, entre ellos un termómetro de infrarrojos, pinzas de plástico, una lámpara de calor, espejos cóncavos y un trozo de papel de cartón con una "X" marcando el objetivo, consiguiendo un notable aumento de la temperatura con la adición de cada espejo. Este hallazgo fue coherente tanto con una lámpara de 50 vatios como con una de 100 vatios, lo que indica que la acumulación de calor podría ser suficiente para provocar la combustión en condiciones ideales.
En concreto, en sus experimentos, Sener empleó espejos para concentrar la luz de una lámpara de 50 vatios sobre papel de cartón, observando un incremento de temperatura de 2 °C por cada espejo adicional hasta llegar a tres. Al incorporar un cuarto espejo, notó un aumento sustancial de 8 °C. Al llevar a cabo una segunda ronda de pruebas con una lámpara de mayor potencia, de 100 vatios, constató que cada espejo agregado elevaba la temperatura en 4°C, hasta el tercer espejo, y que el agregado de un cuarto espejo provocaba un salto térmico adicional de 10°C.
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"Basándome en mis hallazgos experimentales, estoy de acuerdo con el grupo del MIT y creo que con una fuente de calor lo suficientemente fuerte y espejos más grandes y múltiples, todos enfocados en un ángulo perfecto, la combustión podría ser posible", escribe el joven autor del estudio.
Además, señala que la posibilidad de que el rayo de la muerte haya sido empleado en la defensa de Siracusa contra los romanos, tal como narran las crónicas antiguas, es creíble, aunque admite la falta de pruebas arqueológicas directas que corroboren la existencia de dicho artefacto más allá de las menciones en textos filosóficos antiguos.
"En conclusión, esta serie de experimentos demostró que el principio en el que se basa el rayo de la muerte de Arquímedes es ciertamente posible y, por tanto, acepto mis hipótesis originales de que los espejos cóncavos pueden utilizarse para reflejar y concentrar la luz emitida por una fuente luminosa", concluye Sener.