Una nube de polvo del desierto del sahara cubrió gran parte de España
Las calles de varias ciudades españolas amanecieron este martes cubiertas por un manto de polvo, que llegó del Desierto del Sahara hasta el centro de la Península.
Vehículos cubiertos de una capa de polvo naranja, pasillos del metro con arena y un cielo teñido de rojo: una gran nube de polvo proveniente del Sahara se esparció la noche de ayer a hoy, martes sobre Madrid y buena parte de España, informó hoy la agencia de noticias AFP.
Personas limpiando con mangueras sus coches, sus terrazas o los portales de los edificios se podían ver en pleno centro de la capital española, donde este fino polvo ocre transformó el paisaje.
En el subterráneo y los estacionamientos los suelos estaban polvorientos y las ventanas en los últimos pisos de los edificios mostraban manchas marrones.
A este fenómeno meteorológico, de fuertes vientos calientes cargados de polvo de arena del desierto del Sahara, se le denomina en España “calima”.
El actual es un “extraordinario episodio de calima con reducciones de la visibilidad muy importantes en amplias zonas de la península”, detalló Rubén del Campo, portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), que afecta a “ciudades tan distantes como Granada (sur), Madrid (centro) y León (noroeste)”.
Según el meteorólogo, será persistente debido a que “está previsto que continúe llegando polvo en gran cantidad durante lo que queda de hoy y durante mañana, miércoles” y agregó que “en las próximas horas llegará a Países Bajos y Alemania”.
Es bastante común, sobre todo en el archipiélago atlántico de Canarias, situado en el noroeste de África.
Las tormentas en el desierto del Sahara crean ráfagas de viento en la superficie del suelo, que levantan partículas de arena y polvo, explicó la Aemet en un video en Twitter.
Las partículas más pequeñas quedan suspendidas en el aire debido a la diferencia de temperatura entre el aire caliente en altura y el suelo que se enfría, mientras que las más pesadas caen, según el organismo meteorológico.
Luego, el viento transporta las partículas hacia la península ibérica, donde no se descarta que haya “lluvias de barro” sobre España, que es cuando confluye la calima con las precipitaciones, advirtió la Aemet.