Inseguridad
Una pareja de jubilados sufrió una violenta entradera en Rosario
Delincuentes armados ingresaron este miércoles a la noche a una casa de Juan Manuel de Rosas al 2000.
La mujer fue encerrada en el baño y al hombre lo ataron en la cama y lo encañonaron. Los amenazaron por más de una hora y se llevaron un monedero con 300 dólares
Un matrimonio de jubilados vivió una pesadilla este miércoles a la noche tras sufrir una violenta entradera en su casa de Juan Manuel de Rosas al 2000.
Cuatro delincuentes armados irrumpieron en la vivienda y encerraron a la mujer en el baño. Al hombre lo ataron en la cama y lo encañonaron. Los amenazaron por más de una hora y se llevaron un monedero con 300 dólares.
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Alicia y Dante, los dos jubilados que fueron víctima del robo, contaron que cerca de las 20.45 terminaron de cenar y escucharon el timbre. Abrieron la puerta porque pensaron que era alguien conocido y los ladrones empujaron al hombre e ingresaron.
Alicia fue llevada al baño por una mujer que tenía puesto un barbijo y un ambo azul. “Por favor no me maltraten”, les pidió. La exigieron que se quede con la cabeza gacha en ese lugar. Ella alcanzó a ver a otros tres delincuentes.
El resto del grupo ató a su marido y le exigió dinero de forma reiterada. “¿Dónde tenés los dólares?”, le gritaban mientras le apuntaban con un revólver y le daban culatazos en la espalda.
Según el relato de las víctimas, solo disponían de un poco de dinero y 300 dólares en un monedero para una operación de marcapasos.
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“Lo tenían a mi esposo arrodillado en la cama maniatado y el revólver en la boca para que hable. Cada vez que no encontraban plata le daban un culatazo en la espalda. «Los dólares, los dólares»”, gritaban.
Dante recordó que les dijo: “«Tienen toda la noche, revisen todo muchachos, no hay más que eso». Me gatillaban en la pierna, en la cabeza, en la boca. Fue una hora y pico”.
La mujer agregó que se llevaron algunas joyas, anillos y aros. “Lo único que salvé fue la cadena que me la puse en la boca”, relató. Al hombre incluso le doblaron los dedos hacia atrás, en una secuencia violenta que padecieron los jubilados en su casa.