Preocupante
Unión cayó por 2 a 0 ante Central Córdoba
El equipo jugó mal, no defendió bien, pagó caro en defensa y casi no creó situaciones en el arco rival. Feo y preocupante.
Muchas veces el Kily habló de “vaciarse” adentro de la cancha. Y esta vez, eso no pasó. Unión fue un equipo lleno de impotencia, que perdió en todos los sectores de la cancha y que ni siquiera mostró rebeldía para salir a “vender cara la derrota”. En la noche de Halloween, el temor se apoderó de los hinchas de Unión, porque está claro que si esta era una “final”, las “finales” no se juegan así.
La practicidad de Central Córdoba fue la clave para terminar ganando un primer tiempo con poquitas emociones y profundidad. Un pelotazo largo para Gamba, que picó a las espaldas de los centrales y una excelente definición del ex delantero tatengue, para establecer una ventaja parcial que se apoyó sólo en eso, en la contundencia para no dejar pasar la chance de gol que le dio el partido.
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¿Y enfrente?, poco y nada de Unión. Muy insistente y repetitivo por el costado izquierdo, con una triangulación poco efectiva de Luna Diale, Zenón y Corvalán, porque ese toqueteo no prosperó y no terminó nunca en una jugada de peligro.
Inexistente Morales, clavado entre los centrales de una línea de cinco bien escalonada de un Central Córdoba firme de mitad de cancha hacia atrás, favorecido también por la escasez de ideas y sorpresa de un Unión que a veces llegaba hasta tres cuartos de cancha y terminaba retrocediendo. ¿Qué pasaba?, no había confianza para intentar el duelo personal ni tampoco claridad y movilidad suficiente para meter alguna pelota filtrada.
La diferencia la marcó Central Córdoba con ese pelotazo largo para un Gamba inteligente para moverse por todo el frente de ataque, picando a las espaldas de Vera (no se vio una buena complementación con Pardo) o de Corvalán, como lo hizo en la jugada del gol, quedando inexplicablemente solo y definiendo con certeza y jerarquía.
En un partido flojito, que siendo generoso alcanzaba el nivel de discreto, al menos no había que equivocarse. Y en esa chance que le dio Unión, apareció el acierto de Central Córdoba para conseguir la ventaja parcial que se justificaba exclusivamente por la eficacia, por esos “detalles” que muchas veces terminan definiendo un partido e inclinándolo a favor de uno de los dos equipos cuando el trámite, en realidad, no le daba ventaja a ninguno de los dos.
El poco juego de Unión tenía sus razones: el único que intentaba algo era Luna Diale, con limitaciones; y le faltaba “chispa”, con una levedad insoportable de Banega, que no aportó nada y fue reemplazado al cabo del primer tiempo, ingresando Del Blanco.
El Kily lo mandó a Del Blanco a jugar “de Zenón” y a Zenón a jugar “de Banega”, tratando de encontrar un poco más de profundidad y también de variantes para no repetirse tanto por izquierda. El hecho de romper ese circuito fue una prueba elocuente de que ni siquiera el técnico estaba conforme con ese toqueteo sin profundidad que se producía por el costado en el que se recostaban Zenón, Luna Diale y Corvalán.
Unión no daba muestras de agresividad ofensiva. Había imprecisión en el último pase y el riesgo de cometer algunos errores en la salida, con un Central Córdoba agazapado a la espera de la mínima falla para capitalizarla, como ocurrió en una excelente jugada de Sanabria (que entró por Kalinsky), para picar la pelota por encima de Moyano, haciéndola rebotar en el travesaño.
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Esa imagen distorsionada se vio reflejada en el segundo gol de Central Córdoba. Gamba (figura del partido) aprovechó el descontrol defensivo de Unión, apareció a las espaldas de Vera y metió el pase al medio para que Sanabria la empuje al fondo del arco.
La imagen de impotencia se fue agigantando con el 0-2. Daba la impresión de que Unión no podía llegar de ninguna manera a convertir un gol que lo pusiera en partido. Y, en contrapartida, la endeblez defensiva y las dudas para salir jugando de manera prolija desde el fondo, hizo que todo se pusiera fácil para un Central Córdoba al que Unión no le complicaba la noche.
Preocupación mayúscula dejó este partido. Por el resultado y por la mala actuación del equipo. Parecía imposible que Unión pudiera convertir al menos un gol. Impotencia absoluta, imprecisión, falta de ideas, ausencia total de rebeldía y errores que se pagaron caro. Si esta era una final, Unión no estuvo a la altura.