Unión empató con Fluminense en el Maracaná
A Unión ya le quedaba chico el empate hasta que apareció el uruguayo para atajar un penal en tiempo de descuento. Iba a ser muy injusto si el resultado se inclinaba a favor de los brasileños.
Unión jugó mejor, tuvo un rendimiento aceptable y le faltó precisión en la definición, porque tuvo las jugadas más claras. El 0 a 0 se cotiza más por el “atajadón” de Mele.
El empate tenía sabor a poco. Pero el penal que vio Ostojich en tiempo de descuento complicó todo. Se estaba por consumar una gran injusticia, pero apareció Mele con una atajada extraordinaria para desviar el remate de Fred. Otra vez un uruguayo haciendo historia en el Maracaná, siguiendo aquél ejemplo de esos bravos de 1950 que dieron letra a la historia del Maracanazo.
La única jugada clara de gol (y vaya si fue clara) del primer tiempo la tuvo Álvez. Son esas posibilidades que no se pueden desaprovechar. Y menos cuando pasan por los pies de un jugador como Álvez, en este Unión flaco y necesitado de goles.
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El planteo de Munúa fue agresivo e interesante. Quizás faltó el desborde por afuera, pues teniendo a jugadores como Zenón y Machuca podía esperarse más desequilibrio por los costados. No lo hubo en la medida de lo deseado. Machuca perdía en el duelo con Marlon, que no sólo le cerraba los caminos sino que aparecía en cada jugada de ataque. Por momentos, en ese primer tiempo, Marlon era el jugador más complicado que mostraba un Fluminense tibio y sin sorpresa ofensiva, salvo lo ya apuntado de Marlon.
Unión se cerraba bien por el medio, con Portillo bien retrasado y jugando delante de la dupla de centrales. Tanto Calderón como Polenta mostraban una buena respuesta y se adelantaban con oportunismo y decisión para que Arias y Cano queden reiteradamente en posición adelantada.
La idea era que los espacios se achiquen lo más lejos posible de Mele. Pero cuando no se podía, el retroceso era oportuno y Fluminense no encontraba la manera de hallar el espacio y el tiempo suficiente para meter alguna pelota entre líneas. No hubo pases entre líneas, ni centros que compliquen ni jugadas de gol. Algo que Unión sí tuvo en ese mano a mano que no pudo aprovechar Álvez.
Y en el arranque del segundo tiempo, un cabezazo de Calderón luego de un córner motivó la reacción brillante de Fabio, el arquero de Fluminense. Fueron buenos esos primeros minutos de Unión en el segundo tiempo, hasta que los cambios le dieron algo de resultado a Braga. Pero los buenos momentos de Fluminense no duraron mucho tiempo, apenas un puñado de minutos y poco riesgo para Mele.
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Cuando entró Blasi, Munúa armó línea de cinco en el fondo. ¿Se resignó a cuidar el empate?, de ninguna manera. Y en el momento en que Blasi se fue lesionado, el plan de Munúa se revisó y cambió, porque metió a Roldán y Peralta Bauer para volver a tener cuatro jugadores para atacar con ellos dos, Zenón y Álvez.
Las sensaciones eran ambiguas y extrañas. Porque el empate era bueno, pero en tiempo de descuento llegó una jugada aislada en la que hubo una mano de Juárez que fue polémica porque los jugadores de Unión reclamaron una infracción previa sobre el jugador que había ingresado unos minutos antes. Lo ejecutó Fred y no fue atajada de Mele… Fue ¡atajadón de Mele!
Era un partido ganable y Unión había tenido situaciones más claras para convertir que Fluminense. Ostojich vio penal a pesar de los reclamos. Y llegó el “Melenazo” en el Maracaná, cambiando totalmente la óptica de lo que había pasado hasta ese momento. Lo que podía ser victoria casi se convierte en derrota si no hubiera sido por Mele. Por eso, el canto de los miles que llegaron desde Santa Fe se prolongó durante varios minutos y el punto, que tenía sabor a poco, se terminó cotizando en valor oro.
El grito de “Uruguayo… uruguayo” atronó ya en la casi soledad de este monstruo de cemento. Otra vez un uruguayo, en este caso Santiago Mele, hizo historia en este legendario estadio. No se merecía la derrota Unión. De ninguna manera. Mele hizo justicia con sus propias manos.