Copa de Liga
Unión venció por 2 a 1 a Sarmiento de Junín
El uruguayo Adrián Balboa fue clave en el resultado: le hicieron el penal del primero y convirtió de media vuelta el 2 a 1 definitivo. Unión mejoró a partir de los cambios, luego de un bajísimo primer tiempo.
Unión mostró, en el primer tiempo, qué es lo que no se debe hacer cuando se tiene la pelota. Al fútbol se juega con la pelota. Claro que sí. Pero hay que tener ideas, claridad, un plan para que se la pueda utilizar debidamente. Incluso ante equipos que salen a defenderse, que juntan toda su gente de mitad de cancha hacia atrás. No arriesgan. Y para colmo, aprovechan la única oportunidad que crean para convertir, cuando el chileno Morales se llevó la pelota por el costado derecho, perseguido por Fascendini y metió el pase al medio para que Lisandro López, astuto y en el día de su cumpleaños número 41, anticipe a Paz y convierta con un remate que resultó imposible para Campisi.
Hay que saber jugar con la pelota. Y es lo que menos supo hacer Unión, frente a un rival ultra especulador que salió a regalarle todo: el terreno y también la pelota. Entonces, el partido se hizo monótono, aburridísimo y previsible. Unión hacía correr el balón de un lado al otro, pero la tenían mucho más los defensores que los mediocampistas o delanteros. No funcionó la idea del pelotazo para cruzar líneas. La única jugada clara que creó Unión en 45 minutos (48 si se cuentan los tres de descuento), fue una aparición de Mauro Pittón por izquierda para meter el pase al medio para Gonzalo Morales, que terminó levantando la pelota por encima del travesaño.
A poco de iniciado el partido, un foul desde atrás lo dejó maltrecho a Del Blanco de su tobillo derecho. Quiso seguir el juvenil, pero duró algunos minutos. Entró Bruno Pittón y más allá del acompañamiento que intentó Fascendini, aprovechando el amplio espacio que le dejaba Sarmiento para que se adelantara en la cancha, o el mismo Luna Diale, Unión pudo llegar poco por allí. Y lo propio pasó con Banega por derecha.
Sin juego interno, poca claridad, muchas piernas para superar y un amontonamiento de jugadores en las inmediaciones del área local, a Unión se le fue complicando todo. En realidad, el mal mayor fue, sin dudas, el gol de Sarmiento. Porque entre la impotencia de Unión, sin saber qué hacer con la pelota y con el protagonismo que le regalaba el local, más esa postura muy defensiva de Sarmiento, se encaminaba todo para un 0 a 0 lastimoso y poco atractivo. Sin embargo, un jugador con el retiro a la vuelta de la esquina pero con una categoría que desafía el paso de los años, como Lisandro López, hizo que Sarmiento se fuera al vestuario con un resultado a favor que sólo se podía justificar desde la eficacia pero no desde los merecimientos.
Más allá de esto, lo que quedaba claro era que Unión había desperdiciado todo un tiempo cayendo en la trampa del rival, completamente absorbido por sus limitaciones, su falta de ideas y su total ausencia de claridad para aprovechar el protagonismo que Sarmiento le había obsequiado desde el primer minuto del partido.
Con ese panorama, el Kily demoró el cambio de esquema. Entró igual en el segundo tiempo, cayéndose de maduro que le estaba sobrando un defensor. Recién lo hizo cuando Paredes obligó a una espectacular tapada de Campisi. Tres cambios de un solo saque. Vera, Orsini y Balboa a la cancha por Banega, Fascendini y Morales. Dos grandotes por adentro para empezar a buscar por arriba, línea de cuatro atrás y la búsqueda de más proyección por derecha con Vera, que fue duda en la semana y finalmente viajó pero para integrar el banco de suplentes.
Y esa decisión de cambiar de esquema y arriesgar un poco más, hizo que diera vuelta el partido. Primero fue la intervención del VAR para observar una clara sujeción a Balboa adentro del área. Penal. Y Gamba se encargó de colocar el balón abajo, junto al palo derecho de Monetti que se tiró bien pero no llegó ante la excelente ejecución del delantero rojiblanco.
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Y un ratito después, cuando el partido se abrió, aparecieron más espacios y los dos se animaron. Sarmiento quiso hacer lo que antes no hacía: o sea, arriesgar. Y Unión fue en búsqueda de la victoria, algo a lo que jamás se resignó. Y así llegó el segundo, cuando Mauro Pittón ganó una pelota de cabeza en tres cuartos de cancha y Rocky Balboa – la figura de Unión y clave en el resultado final del partido -, la bajó, la cubrió y de media vuelta, entre varias piernas, metió el remate cruzado que dejó sin chances al bueno de Monetti.
De ahí hasta el final vino lo mejor. Sarmiento tuvo tres o cuatro centros y algún que otro remate desde afuera, obligando a un par de intervenciones de Campisi, que dio seguridad. Unión no mostró una total solidez defensiva, pero aguantó bien. Y arriba, la movilidad de Orsini, de Gamba y de Balboa siguió dando dolores de cabeza a la defensa de Sarmiento, mientras desde las tribunas bajaba el rezongo y las quejas por el pésimo momento del equipo de Junín, que ganó apenas un partido de los últimos 21 que jugó y tiene comprometida su permanencia en la tabla de promedios.
El resultado vale más por los tres puntos que por el juego en sí. El primer tiempo fue flojo, sin profundidad, sin claridad ni peso ofensivo. Los cambios le modificaron la cara. El segundo tiempo fue muy superior al primero. Tuvo en Rocky Balboa a ese hombre capaz de “noquear” al rival. Y sumó algo de tranquilidad para el técnico, porque Gamba marcó en dos partidos consecutivos, porque Morales había convertido el sábado pasado y porque ahora apareció Balboa, otro delantero, para ser clave en un partido en el que Unión dio vuelta un resultado negativo. Algo que también se acumula como mérito. ¿O no?
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