Vegasexuales: los veganos que se niegan a acostarse con consumidores de carne
“Uno es lo que come”, es un dicho que se relaciona con la filosofía de vida de los vegasexuales, aquellos veganos que se niegan a tener relaciones sexuales con personas que consuman carne. Según un estudio realizado por científicos neocelandeses, acostarse y hasta besarse con un carnívoro genera una sensación de “contaminación” en ese grupo, debido a residuos de origen animal que ellos creen que se encuentran en los fluidos corporales.
“No me gustaría tener relaciones con alguien cuyo cuerpo está compuesto, literalmente, por restos de seres vivos que murieron para ser su sustento”, reveló a los investigadores de la Universidad de Canterbury uno de los participantes de este estudio. Por su parte, otro de los individuos aseveró: “Las personas que siguen una dieta carnívora son una especie de cementerio de animales”.
Además, la mayoría de los encuestados durante el relevamiento aseguró sentir un aroma diferente en los cuerpos de las personas consumidoras de carne, una de las razones por las que les causa rechazo besar o intercambiar fluidos con los que no comparten su estilo de vida.
Sin embargo, los expertos aseguran que esta teoría de que en los fluidos corporales se encuentren partículas animales es una falacia. Puede ser que haya restos en la saliva luego de haber consumido carne, pero en otras secreciones del organismo humano es imposible que se encuentren trazos de origen animal, ya que son desechos del cuerpo luego de haber sido procesados y reconvertidos. Son iguales a los fluidos del cuerpo de un vegano.
Y, como esta teoría parece ser solamente el fruto de la imaginación de los participantes, la única explicación lógica es que al ser tan estricta su filosofía de vida, compartir la cama con alguien que no tenga las mismas convicciones ni los mismos principios dificulta el panorama.
Así y todo, no se trataría de discriminación, sino de una afinidad por los que se mueven en el mismo ambiente. Lo cierto es que la mayoría de los practicantes del veganismo son también asiduos activistas por los derechos de los animales, por lo que es más que normal que encuentren pareja en el mismo círculo, donde conocen gente con el mismo pensamiento y las mismas convicciones.
La actriz y modelo Calu Rivero es una acérrima defensora de los animales y es una de las practicantes más vocales del veganismo en la Argentina. Declaró hace un tiempo a través de las redes sociales: “Estoy a favor de comer vida y promover vida. No como carne porque siento que es comer muertos y promover la muerte de los animales. Yo creo en esto y elijo practicarlo día a día, me hace muy bien a mi salud y también siento que de alguna manera contribuyó a embellecer este mundo”.
El veganismo es hoy considerado un estilo de vida. No sólo no se come carne, sino que se elimina cualquier tipo de consumo relacionado con lo que ellos catalogan como explotación y matanza de animales, como hasta el uso de determinados cosméticos o accesorios realizados en cuero.
La nutricionista Denise Ferrero (MN 8428) explicó a Infobae que “los veganos no incluyen ningún alimento de origen animal (lácteos, carnes y huevos). El problema es la vitamina B12, esencial para el metabolismo de nutrientes, que sólo se encuentra en esos alimentos. La vitamina B12 es clave; por eso, en estos casos, es fundamental consumir alimentos fortificados con este nutriente, para cubrir la deficiencia”.
Cada vez hay más adeptos a nivel mundial, y es bastante común ver discusiones y debates en plataformas digitales como Twitter o Facebook entre un vegano y un no vegano, como un reciente intercambio entre Rivero y Liniers.
Opiniones encontradas
Lucila, estudiante de traductorado de 27 años, es vegana hace más de una década, y asegura que nunca se le ocurriría descartar a una pareja en potencia por no compartir su estilo de vida: “Obvio que si también él es vegano tendríamos más cosas en común, pero si me gusta la persona no la rechazaría sólo porque come carne. Con ese criterio tampoco sería amiga de gente que no comparte mi dieta”.
Sin embargo, explica que el de ella es un caso diferente, porque no le da asco la carne. “El tema es que a mí siempre me gustó la carne roja; nunca me causó rechazo. Dejé de comerla por una cuestión ideológica, pero no por eso me dejó de gustar el sabor. Ese es uno de los sacrificios que una hace cuando cree firmemente en algo”, aclaró.
Pero los participantes del estudio de la Universidad de Canterbury no están de acuerdo con esta postura. Una de las mujeres, de 31 años, explicó: “Mi novio es un vegetariano. No creo que podría estar en pareja con alguien que no lo sea… Me daría mucho asco verlo comer un pollo. Probablemente no podría ni besarlo”.
Por su parte, otra de las encuestadas, de 49 años, aseguró que “no podría estar en una relación íntima con alguien que consumiera animales. Nuestros mundos serían completamente distintos y la probabilidad de que nuestra relación prospere sería muy baja. Además, no podría tolerar besar a alguien que permita que pedazos de animales muertos pasen entre sus labios”.
El testimonio más fuerte quizás pertenezca a una mujer vegana de 41 años: “No querría tener un momento íntimo con alguien cuyo cuerpo está hecho literalmente de restos de seres vivos que murieron para su sustento. Los cuerpos de los no vegetarianos huelen diferentes para mí. Son, al fin y al cabo, alimentados gracias a la carne asesinada de otros. Aunque encuentre a alguien sumamente atractivo, no me gustaría acercarme a él de una manera física si su cuerpo deriva de carne. Para mí, esto constituye una forma personal de ética sexual”.
Este contenido no está abierto a comentarios