Veredas para jugar 2022: recuperando el territorio de las infancias
Desde la secretaría de Educación y Cultura municipal se realizó un balance del trabajo llevado adelante durante todo el 2022. En ese sentido, se destacaron los objetivos alcanzados, entre los cuales resalta el crecimiento de la iniciativa educativa y cultural.
Durante la última edición del ciclo de capacitaciones “Encuentros para las infancias”, la Municipalidad presentó el balance de “Veredas para jugar”, en el marco de una jornada que tuvo como protagonista a Daniel Brailovsky y también contó con la presencia de referentes del sector, docentes, directivos y estudiantes de nivel inicial.
En ese sentido, se recordó que el proyecto denominado “Veredas para jugar, patrimonio de la convivencia y patria de las infancias” surgió durante la emergencia sanitaria de 2020 en el Jardín Municipal de Loyola Sur. En esa instancia, se llevó a cabo con fondos del Plan Nacional de Primera Infancia y el trabajo comprometido de personal del Fondo de Asistencia Económica (FAE) y la Dirección de Obras de Asistencia Educativa (DOAE).
La iniciativa fue creciendo en el tiempo de la post pandemia para terminar ofreciendo espacios dinámicos y sociales en más de 80 veredas de diferentes escuelas de la ciudad, Jardines Municipales y otras instituciones, siempre teniendo como objetivo principal el de poner en juego los distintos elementos educativos y culturales.
Entre los más destacables se encuentran la libertad del cuerpo en movimiento, en el cual cada persona puede elegir dónde desea estar, qué recorrer y cambiar de ámbito y de escenario. También las narrativas son parte del proceso que da inicio a estos escenarios diversos y que los hace potenciadores del pensamiento creativo de cada uno.
Juegos y distanciamiento social
En relación a lo trabajado en la pandemia, la subsecretaria de Gestión Cultural y Educativa del municipio, Huaira Basaber, explicó que la labor consistió en “trabajar con la distancia física, porque era un requerimiento necesario para mantener los cuidados. Por ello nos pareció vital recuperar los juegos que implican la distancia pero que nos siguen teniendo en cuenta como comunidad y que nos hacen pensar como tal”.
En idéntico sentido, la funcionaria mencionó que se destaca cómo “frente a la crisis, desarrollamos pensamientos para seguir encontrándonos con la construcción del juego e innovando con propuestas pedagógicas intergeneracionales que promuevan la creatividad, las emociones, las percepciones y el placer por aprender”.
Materialidades diversas y de calidad
A las veredas, que eran ocupadas regularmente por las familias, arribaron nuevas materialidades relacionadas con explorar el barro, la pintura, los textiles y la literatura. Haciendo referencia a lo utilizado, Basaber calificó como “imprescindible que los materiales cumplan su función sensible y no se degraden; logramos que la gente no se acostumbre a que la pintura no pinte o que los colores que deben ser opacos sean transparentes”.
“Tenemos el objetivo de seguir trabajando con materiales, coordinaciones y actividades de excelente calidad en el espacio público y por lo público. Queremos lograr que esa estética sea nuestra red ética de cuidados en el trabajo de integración social”, mencionó la funcionaria.
Aprendizajes compartidos
En cuanto al cruce intergeneracional fomentado por el proyecto, la subsecretaria subrayó que “en las actividades propuestas se observa cómo participan con entusiasmo las docentes, las vecinas y vecinos, y los familiares que llevan a los chicos. Con esto logramos deconstruir la coordinación guiada, la idea de que tenemos que entretener a las infancias, porque también tiene lugar el encuentro entre los mayores, que descubren que pueden compartir un diálogo con sus nietos y encuentran temas en común ejercitando una receta o bordando un banderín”.
El trabajo realizado apunta a que la coordinación no tenga un lugar de poder sino que todos aprendan en ese momento de intercambio: “Intentamos que cuando una familia se engancha con la actividad, se convierta en coordinadora; es un proceso de aprendizaje y la potencia está en el cruce de los lenguajes y en la posibilidad de generar estos intercambios sociales” explicó Basaber.
Baldosas artesanales
Otro componente sustancial de la propuesta “Veredas para jugar” es la intervención de las baldosas que integran las rayuelas y dameros, ya que están hechas a mano. “La intención es que estén pintadas a mano, que esté el recurso del dibujo, que se vea la producción artesanal como oficio y arte de pensar con las manos. Esto nos hace partícipes de esa sensibilidad”, sostuvo.
“Cuando jugaba con las piezas de ajedrez construidas en madera y pintadas a mano, una vecina de Loyola me dijo: ‘a nosotros siempre nos traían corchos para jugar al ajedrez’. Todavía permanece la idea de que cuando habitamos espacios sociales tenemos que jugar con materiales reciclados o reciclar todo el tiempo. Si bien esa práctica es beneficiosa, también hay que deconstruirla, agregar diseño y repensarla para suplantar y combinar en comunidad estos elementos con otras materialidades que enriquecen el desarrollo del pensamiento creativo, la forma de ver el mundo, la forma de sentir y vivir el mundo”, finalizó la funcionaria.