Camino intransitable: así es la odisea para asistir a clases en una escuela rural del norte santafesino
En el departamento San Cristóbal, desde el Paraje Los Trebolares advierten sobre el mal estado de la calzada natural, ya que con las lluvias el camino se hace intransitable. Allí funciona el establecimiento N° 1096 “Domingo Faustino Sarmiento”.
Noelí Rojas
Una escuela del norte santafesino reclama por la falta de mantenimiento en los caminos rurales. Se trata de la Escuela Nº 1096 “Domingo Faustino Sarmiento” en el Paraje Los Trebolares. Cada vez que llueve el camino es intransitable y, tras varios pedidos, no se arreglan las calles de tierra para poder llegar hasta el establecimiento.
La escuela que está ubicada a 120 kilómetros de la ciudad de San Cristóbal, cabecera departamental, y que pertenece a la comuna de Huanqueros, tiene un problema serio desde hace tiempo con el estado de los caminos rurales. De San Cristóbal a Huanqueros hay 45 kilómetros, aproximadamente, por la ruta provincial 2 y el resto es por calzada natural, con un tiempo estimado de tres horas.
Pero el problema se presenta cuando llueve. Al no estar en buen estado los caminos, llegar hasta la escuela en el Paraje Los Trebolares es casi una misión imposible, además de la gran cantidad de árboles que cada vez vuelvan más angostos los caminos.
Silvia Olivera, directora interina de la Escuela N° 1096 “Domingo Faustino Sarmiento”, contó sobre la situación y el reclamo que realizan hace varios años, pero que aún sigue sin solución.
“El reclamo puntual son los caminos. Los productores rurales piensan lo mismo, porque no se puede transitar. Con la sequía, despacio llegás, pero cuando llueve, no. Tengo que abrir ocho tranqueras para que los animales no vayan cruzando de un campo a otro, además de que los caminos se están cerrando con los árboles, y con el auto de otra familia hasta nos terminamos chocando. Hemos salido a caballo, caminando, en tractor, en camioneta, en acoplado, como podíamos, y los vehículos particulares también se arruinan muchísimo”.
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Lejanía
La escuela pertenece a la Región IX de Educación y está ubicada en un lugar inhóspito del norte provincial, alejada de los centros urbanos. Esta situación no sólo se da en este establecimiento educativo, sino que se repite en otros tantos.
“Como es un camino de campo, mucha importancia no le dan. No hay mantenimiento, está más bajo que los campos y cuando llueve queda bajo agua. Personalmente hablé muchas veces con el presidente comunal de Huanqueros, solicitamos ayuda con los caminos para poder pasar, los alumnos también están a una distancia considerable para poder llegar y en el Ministerio de Educación no saben dónde queda la escuela. Nosotros tratamos de mostrar dónde está ubicada, para que vean y conozcan la realidad que tenemos allá”, reclamó la directora Silvia Olivera a este medio, quien hace cinco años que está en ese cargo y que cuida a la escuela como “si fuera nuestra propia casa”.
La dinámica de las escuelas rurales es muy diferente a las escuelas de ciudad. Se enseña distinto, se atienden otras cuestiones personales y/o familiares, y hasta se realiza un acompañamiento muy especial con los alumnos y su entorno. Son otras las necesidades y el estado de los caminos es una de las más importantes.
“Intentamos también hablar con el organismo encargado de esa reparación, pero nos dijeron que se requiere un acuerdo con la comuna para arreglarlos. Pedimos que nos acomoden los caminos como debe ser, altearlo para que el agua corra cuando llueve; hay partes donde no se pueden pasar por las huellas que ya están marcadas y cortar las malezas. Es la escuela más alejada y la más olvidada de la Región IX”.
Otras necesidades
Sumado a esto, hay otra necesidad que es el tema de la matrícula, que en las escuelas rurales es muy baja y dependen mucho de las familias que van a trabajar a los campos de la zona que tienen hijos en edad escolar. Por eso, están en constante contacto con los propietarios de los establecimientos rurales sobre todas estas problemáticas.
Actualmente la escuela cuenta con dos alumnos que se quedan en el albergue de lunes a viernes y, además de la directora, trabaja una docente de primer ciclo, un cocinero, una portera y los docentes de materias especiales que viajan distintos días a la semana a la escuela.
“Estuve en comunicación con los dueños de los campos que contratan familias para trabajar, pero estamos bajos de matrícula. Pese a ello, es un establecimiento muy lindo, que está muy cuidado, tratamos de tenerlo de la mejor manera posible y tenemos la esperanza de que vengan más familias con chicos”.