Covid: el 57 % de los pacientes que ingresan a terapia mueren
El trabajo estuvo dirigido por una médica intensivista del Hospital San Martín de La Plata y busca comprender la alta tasa de fallecimientos del virus.
La investigación, dirigida por Elisa Estenssoro, integrante del Servicio de Terapia Intensiva del Hospital Interzonal de Agudos “General San Martín” de La Plata, ayuda a comprender las causas de la elevada mortalidad que provoca el Covid-19, en especial la vinculación con la sobrecarga de los intensivistas.
El trabajo, realizado entre el 20 de marzo y el 31 de octubre de 2020, concluyó que el 57,7 % de los pacientes con coronavirus que ingresaron en las 63 Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) -en su mayoría del área metropolitana- estudiadas, finalmente falleció.
El seguimiento se hizo sobre 1909 personas con Covid-19 que requirieron ventilación invasiva, desde su ingreso a las UCI hasta que recibieron el alta o murieron (lo que primero ocurriera). Los pacientes eran predominantemente mayores de edad y hombres, tuvieron síntomas durante una media de 5 días antes de su arribo al hospital, y permanecieron en promedio un día internados, antes de ser admitidos en las UCI.
¿Cuáles son los factores asociados a la mortalidad?
De la investigación se desprende que las causas de muerte se vinculan con una lista de nueve posibilidades predeterminadas, entre ellas, hipoxemia refractaria, shock séptico, síndrome de disfunción multiorgánica agudo, infarto de miocardio, insuficiencia cardíaca aguda, accidente cerebrovascular, orden de no reanimación y tromboembolismo pulmonar.
Y resaltaron que al momento del fallecimiento “se podría considerar más de una causa de muerte”.
Así, en los 1909 pacientes que fueron analizados, la edad promedio registrada fue de 62 años (entre 52 y 70) y el 91,7 % tenía comorbilidades. Los factores de riesgo que se detectaron con mayor frecuencia fueron hipertensión arterial (46,9 %), obesidad (44,4 %) y diabetes (29 %).
“Si bien la vacunación cambió la historia, los datos muestran que hay que insistir con el control de factores de riesgo y comorbilidades. La obesidad surgió como uno de los determinantes y es una enfermedad que puede revertirse”, le dice Estenssoro a Clarín, que también integra el comité de expertos que asesora al Gobierno, y destaca la importancia de caracterizar nuestra realidad para contar con información que ayude a mejorar la gestión sanitaria en pandemia y más allá
Asimismo, los intensivistas detallaron que, “el aumento de la edad fue un predictor independiente de mortalidad” y que “las complicaciones en todos los pacientes fueron frecuentes”. Otras condiciones, como hipertensión arterial, diabetes, riñón crónico insuficiencia, enfermedad cardiovascular e inmunosupresión fueron más frecuentes en los no supervivientes.
La mortalidad hospitalaria fue alta en los pacientes con Covid-19 que requieren ventilación mecánica. El 57,7 % de los afectados murieron en el hospital (como resultado primario), mientras que, a los 28 días, la mortalidad alcanzó el 50,6 % y en la UCI se ubicó en el 57 %”.
Desde el comienzo de la pandemia, las comunidades clínicas y de investigación se preocuparon por su impacto potencial en los países de ingresos bajos y medianos, dada las profundas inequidades económicas, educativas y sanitarias.
De lo expuesto, surge que en Argentina, la información proporcionada por el Ministerio de Salud está fragmentada debido a la ausencia de un sistema de salud integrado, y a que los datos disponibles sobre subsectores privados de salud son deficientes.
El agotamiento del sistema de salud
El informe analiza que, “si bien el sistema de salud en Argentina estaba bien dotados en términos de equipos y consumibles durante períodos de alta demanda, la mortalidad aumentó a lo largo del período de estudio”. La respuesta que encuentra es que, tal vez, haya sido como resultado de la carga sostenida sobre el escaso personal de salud.
“Creemos que el aumento en la mortalidad a lo largo del tiempo podría reflejar el profundo estrés colocado en el sistema de salud por la pandemia”, detallan los investigadores y señalan que “la experiencia de los intensivistas con el manejo oportuno de la insuficiencia respiratoria grave podría haber contribuido a la disminución de la mortalidad en pacientes intubados en la UCI en comparación con los intubados antes de la admisión a la UCI”.
“Es necesario fortalecer el personal de UTI. Hay pocos intensivistas. Se debe estimular que los médicos elijan la especialidad y también, jerarquizar el personal de enfermería. Una adecuada relación enfermero paciente es vital para los resultados en terapia intensiva”, explica Estenssoro.
En efecto, el estudio detectó un aumento paradójico de la mortalidad durante la primera ola de la pandemia que los expertos atribuyen a un sistema de salud tensionado. “La larga duración de la ventilación mecánica y una estancia prolongada contribuyeron a la presión sobre la capacidad de la UCI”, consideran.
Y agregan que “aunque el sistema de salud no se vio abrumado en términos de equipamiento insuficiente, denegación de atención o falta de camas; es posible que se haya producido una atención de menor calidad debido a la carga elevada y sostenida para el personal sanitario”.
Estenssoro resalta que el estudio fue realizado por más de 100 investigadores en medio de la situación más crítica que transitó el sistema de salud pública en Argentina. “Hubo gente que ofreció su tiempo para ajustar datos y ofrecer un panorama de lo que nos estaba pasando en aquel entonces. Prevaleció la avidez por generar conocimiento, saber en qué lugar estamos parados y marcar un rumbo para mejorar”, sintetiza con orgullo.