El crudo relato de un sobreviviente del trágico derrumbe en la corrida de toros
El regreso de las corralejas al municipio de El Espinal, Tolima luego de dos años, con motivo de las fiestas de San Juan y San Pedro, terminó en una tragedia.
En medio del evento, ocho de los palcos de la plaza de toros Gilberto Charry se desplomaron, dejando, hasta el más reciente informe, cuatro personas muertas —entre ellos un menor de 14 meses— y más de 300 lesionados.
A través de las redes sociales circularon varios videos de los espectadores que retrataron la magnitud de la tragedia. Una de las grabaciones, captada por un dron, mostró una panorámica del escenario y el posterior desplome de las gradas de cuatro pisos. El pánico se apoderó de los espectadores, quienes corrieron hacia el centro de la arena para intentar mantenerse a salvo.
Video: seis muertos al desplomarse una gradería en plena corrida de toros
Cristian Lozano, un trabajador independiente, fue una de las víctimas del incidente ocurrido en la tarde de este domingo 26 de junio. El hombre de 33 años estaba acompañado de su mamá, su tía y su hijo de cuatro años cuando la estructura improvisada, hecha en guadua y cuerdas, se vino al piso:
“Estaba en el palco 34 del piso tercero, una parte muy alta, pero cuando la fiesta comenzó a ponerse buena por la salida del segundo toro, la corraleja se desplomó, se vino al piso con unas 200 personas”, relató en diálogo con el diario El Tiempo.
“Me quise morir”, señaló Cristian al percatarse del desplome de las graderías, y agregó que lo único que se le pasó por la cabeza fue abrazar a su madre y a su hijo.
El evento dio inicio al mediodía, dando salida al primer toro y desatando la bulla entre los asistentes. En medio de los brincos, Lozano confesó que la estructura “empezó a moverse”, no obstante, poco le prestaron atención a ello. Al rato salió el segundo animal, que tenía una de sus patas fracturadas: “Se notaba agotado, sin mucha fuerza”, apuntó el hombre. Por lo tanto, luego de unos minutos, la emoción de los asistentes disminuyó y fue en ese momento cuando ocurrió lo peor.
“La plaza se movía mucho, se sacudía, y recuerdo que un señor a grito entero dijo: ¡Dios mío, ayúdanos, esta plaza nos va a matar! Y así fue, pues de un momento a otro la estructura se derrumbó, se fue al piso como si alguien la hubiera empujado y ahí comenzó la tragedia”, manifestó en el diario bogotano.
Tras haber sobrevivido a la caída de las toneladas de guadua, madera y latas de zinc, Cristian corrió con sus seres queridos al centro de la plaza, teniendo la mala fortuna de que el toro se les abalanzó. Por fortuna, contó, este ya estaba muy agotado y pudieron esquivarlo.
Este trabajador no salió ileso del desastre, ya que, según puntualizó el citado medio de comunicación, presentó una fractura de tobillo y múltiples golpes en diversas partes de su cuerpo.
Las autoridades relevaron que había cerca de 100 personas por palco, es decir, que alrededor de 800 pobladores se vieron afectados por la emergencia. Por lo menos 322 víctimas fueron remitidas al servicio de urgencias en la red pública y privada; de estas, 263 recibieron atención en el hospital San Rafael de El Espinal. Actualmente hay cuatro de ellos en Unidades de Cuidados Intensivos (UCI), dos que se encuentran recuperándose de cirugías y 16 pendientes de valoración y resultados de exámenes.
Las víctimas mortales fueron identificadas como Marco Fidel Hernández, de 53 años; Blanca Lidia Sandoval, de 63 años; Rocío Brochero, de 51 años, y el menor de 14 meses, cuyo nombre todavía se desconoce. La Procuraduría anunció que abrió una investigación formal contra el alcalde de El Espinal, Juan Carlos Tamayo, y otros funcionarios locales.