Fito Páez en Rosario: tres noches de “El amor después del amor” a 30 años de su lanzamiento
El músico rosarino recorrió junto a su banda las canciones de su séptimo disco en el Anfiteatro, ante miles de personas
Fueron dos horas de concierto en las que sonaron las 14 canciones que integran la placa editada en 1992 (en una primera parte) y otras siete (en la segunda) en un arco que fue de 1986 hasta casi el comienzo de nuevo milenio. No importaba cuántas veces habías visto a Fito o si era la primera vez: las miles de voces se unieron para acompañar la celebración de un gran artista y su obra.
Rosario, no soy nada sin vos!
Amo cada partícula de tu existencia. Gracias x ser mi casa eterna!
Nunca me sentí tan en casa como en esta vuelta con estos tres conciertos muy difíciles de olvidar!
Lo mejor, siempre!!!!
Viva la música! Amor y felicidad para los corazones! pic.twitter.com/fyMgyB8OBa— Fito Paez (@FitoPaezMusica) December 12, 2022
El show comenzaba a las 20 con la presentación de Coki Debernardi. El también músico rosarino estuvo acompañado por Barfeye y Ricardo Vilaseca, “la banda del amor antes del amor”. Para el cierre de su set, el guitarrista, cantante y compositor volvería al escenario para ser reconocido por Páez como “un amigo” y “un músico al que admiro”.
Fin de semana largo en la provincia: gran nivel de ocupación
A las 21.20, La rueda mágica volvió a girar 30 años después con una intro instrumental que se fundió en el inicio de “El amor después del amor”, tema que abre el álbum homónimo.
Un Páez en off comenzó a cantar mientras el resto de los músicos tomaba su lugar: Juan Absatz (teclados), Diego Olivero (bajo), Carlos Vandera y Juani Agüero (guitarras), Gastón Baremberg (batería), Emme (coros), Alejo von der Pahlen (saxo alto y barítono), Manu Calvo (trombón) y Ervin Stutz (trompeta).
“Es una noche de luna llena. Esto va a salir bien”, anticipó Fito en la primera de sus tres presentaciones, mientras se ajustaban los niveles de las voces y él ocupaba el centro con su piano. Lo que siguió fue el repaso del disco canción a canción.
“Dos días en la vida”, “La Verónica”, “Tráfico por Katmandú”, “Pétalo de sal” –en una versión homenaje con mención incluida a Luis Alberto Spinetta y “Sasha, Sissí y el círculo de baba” –en clave soul, con las intervenciones de Von der Pahlen y Agüero–, “Un vestido y amor” –a dos pianos, con trompeta y trombón– y “Tumbas de la gloria”.
La pantalla de alta resolución que iba de un extremo a otro del escenario operó, salvo en algunos casos en los que las animaciones jugaron su parte en el guion del show (como en “Ciudad de pobres corazones”) por contraste: se tiño de rojo, azul, verde, celeste y sobre ese fondo se recortaban las figuras de los músicos (una suerte de guiño al afiche de Vértigo (1959) o al primer James Bond).
Los celulares encendidos, en el ya ritual que acompaña a “Brillante sobre el mic”, tapizaron las gradas del Humberto de Nito que por algo más de cuatro minutos. Un mar de fueguitos.
Al pedido de “quiero ver los trapos” se mostraron banderas de Uruguay, Argentina y Brasil, las remeras comenzaron su danza en el aire y hasta Páez con el saco hizo su parte. “A rodar mi vida” marcaba pasadas las 22.30 el fin de la primera etapa.
Tras un receso de diez minutos cronometrado, la banda retornó para tocar por primera vez en la gira el “Tema de Piluso”. La épica “Al lado de camino” fue seguida por “11 y 6” –envuelta ya desde hace tiempo en una atmósfera pop– y “Circo beat”.
“No tengo que tolerar nada. El que (dice que) tolera es un fascista”, advirtió Fito para luego “poner en juego” su “fama de tirano”: “Vamos a dividir en dos el Anfiteatro. Esto es un troyanos y espartanos”. De un lado quedó el coro de “circo beat” y del otro, el “uouo”.
Una intro marcial anticipó la cada vez más power funk “Ciudad de pobres corazones” y el “último tema” del concierto.
A las 23.20, los músicos regresaron para los dos bises del concierto. El primero fue “Dar es dar”, intervenido por frases de “Buena estrella” y “Peluca telefónica”. En esta última, Fito pareció buscar alguien que le recuordara la letra del tema compuesto por Charly García y Spinetta (+ Pedro Aznar) en la que se menciona a “Entel”, la ex Empresa Nacional de Comunicaciones privatizada dos años antes de la edición de El amor después del amor.
¿A qué viene esto? Al punto en común (antes mencionado) que constituye eso que se llama “clásico”: una puesta artística que trasciende y pervive más allá de las subjetividades y del si “estuviste” en el Estadio Cubierto de Newell’s el 4 de octubre de 1992 para la presentación de El amor después del amor o en la cancha de Rosario Central en abril de 1993, con La rueda mágica devenida a una gira a escala para el que luego sería “el disco más vendido” del rock argentino.
“Hoy me emocioné fuerte! Gracias x tanto, tanto amor gente hermosa de mi ciudad! Viva Rosario!”, tuiteó Fito una vez finalizado el primero de los tres recitales en la ciudad. Los tres Shows de Paez se desplegaron con localidades agotadas.