Karina Gao: la despedida que les grabó a sus hijos antes de entrar en coma
La cocinera de Flor de equipo estuvo en PH Podemos hablar y conmovió a todos con su historia de vida
En una nueva emisión de PH Podemos hablar, contaron sus diferentes historias de vida Georgina Barbarossa, Dady Brieva, Alejandra Maglietti, Tomás Dente y Karina Gao. El tradicional punto de encuentro de Telefé albergó anécdotas de picardías, migraciones, amores y tristezas, con diferentes matices, todo coordinado por la conducción de Andy Kusnetzoff. De todos los testimonios, el de la cocinera de Flor de equipo se robó la atención de todos, que acompañaron con lágrimas y sonrisas su dramática internación por coronavirus y el posterior nacimiento de su tercer hijo
“Todos rezamos por vos”, le dijo Georgina promediando su relato, reflejando el sentimiento general de un caso que conmovió a la opinión pública. En el programa, Karina contó con lujo de detalles cómo se fue complicando su cuadro, que empezó de manera leve y pensando que iba a ser un trámite y se complicó al punto de tener que la intubaron para inducirla al coma: “Fue el momento que más miedo tuve”, explicó la cocinera y pasó a relatar los conmovedores pasos en los que imaginó la despedida de su marido, Dominique Croce, de sus hijos mellizos Simón y Benjamín, y de Teo, el bebé que llevaba en su vientre.
“Yo pensé que no me iba a despertar”, admitió y pudo reconstruir aquellas horas en base a los mensajes de texto que fue mandando. “A Nacho, mi obstetra, le dije ‘cuidame al bebé’. Él me decía que nos íbamos a ver después, pero yo ya me estaba despidiendo”, reconoció. A su asistente, le dijo que pague todas las deudas que encuentre y que el dinero restante vaya a su familia. Hasta allí, los trámites burocráticos. Faltaba lo más doloroso, que era despedirse de sus seres más íntimos.
Karina contó quería mandarle un video para sus hijos, pero no sabía qué decir ni cómo. Su única experiencia en el tema es lo que había visto en las películas. “Quería dejarle un video para cada momento: para cuando se casen, cuando vayan a primer grado, pero estaban todos los tubos y no daba”, contó con una espontaneidad conmovedora. Entonces, grabó uno general, conciso, desgarrador: “Les pedí perdón porque no los iba a poder acompañar en nada en la vida. Y les dije que tenían suerte de tener al padre que tienen. Me despedí de mi marido y le dije que haga su vida, que se case de nuevo, porque si es por él, se iba a quedar viudo toda la vida”, continuó, ante silencio respetuoso y cálido del conductor y los invitados.
“Me costó muchísimo despedirme de mis papás”, continuó Karina, “porque para los chinos, cuando estás en una edad adulta tenés que mantener a tus viejos: sos como una jubilación para tus viejos y yo se las re cagué”, bromeó, para aflojar las tensiones: “Les pedí perdón, les agradecí por haberme criado”, agregó más seria.
Al principio Dominique no era del todo consciente de la situación: “Él no caía. Es ingeniero, muy científico. Para él, intubar era para mejor porque el médico se lo había asegurado”, explicó Karina, pero la situación empeoró tres días después, cuando su cuadro pasó a ser crítico. “Ahí quebró”, agregó. La tuvieron que colocar boca abajo, a pesar de su embarazo avanzado, porque la oxigenación no llegaba y los valores no eran alentadores. En total fueron treinta días de internación, de los cuales doce pasó en coma.
“¿Tenés ese video, el de los chicos?”, le preguntó Georgina, conmovida como todos por el relato. “Sí, pero no lo miré todavía y no sé si lo voy a poder mirar”, admitió, y mostró las cicatrices en su rostro por el tratamiento. Y cuando Dady le preguntó si creía en Dios, Karina contestó que sí, pero en ese último momento se había aferrado solo a su familia. “La verdad es que pasa tan rápido… me desperté y parecía que me había despertado de un sueño. Como tenía el alta epidemiológica, mi marido había podido entrar, y mi último sueño me soñé viuda: yo con la panza, en el hospital, internada y él muerto en un accidente tonto”, contó sobre el instante previo a recobrar la conciencia: “Me puse muy, muy triste, y cuando me desperté y lo vi al lado dije: ‘¡Ay, que bueno! ¡Era un sueño, no me quedé viuda!’. No me acordaba del coma ni del covid”; cerró con una sonrisa. Semanas después, todo era felicidad con la llegada de Teo, que alegró a mucho más que una familia.