Myanmar: dos muertos durante la marcha contra el golpe de Estado
Alrededor de 500 policías y militares reprimieron a trabajadores portuarios que se sumaron a la desobediencia civil. La del sábado es la jornada más sangrienta desde que comenzaron las protestas que exigen el restablecimiento del Gobierno de Aung San Suu Kyi en la antigua Birmania.
Fuerzas de seguridad de Myanmar mataron este sábado a tiros a dos manifestantes en la ciudad central de Mandalay, en la jornada más sangrienta en más de dos semanas de protestas contra el golpe de Estado dado este mes por las Fuerzas Armadas.
Socorristas dijeron que otras 30 personas resultaron heridas cuando policías y soldados reprimieron la protesta de trabajadores portuarios en huelga en Mandalay con munición real, balas de goma, gases lacrimógenos y carros hidrantes.
Unos 500 policías y militares participaron del operativo cerca del astillero estatal Yadanabon luego de que decenas de portuarios se sumaran al movimiento de desobediencia civil que exige el restablecimiento del Gobierno civil de Myanmar, la antigua Birmania.
El miércoles, fuerzas de seguridad reprimieron de similar manera a trabajadores ferroviarios en Mandalay luego de que adhirieran también al movimiento de resistencia contra la Junta y el golpe de Estado del 1 de febrero en el país del Sudeste Asiático.
La renovada represión llegó horas después de que manifestantes salieran a las calles de las dos mayores ciudades de Myanmar a rendir tributo a una joven mujer que murió el este viernes tras haber sido baleada días antes en una protesta.
Un memorial improvisado bajo una autopista en Yangón atrajo a unas 1.000 personas.Una corona de flores amarillas fue colgada debajo de una fotografía de Mya Thwet Thwet Khine, baleada en la capital, Nayipidó, el 9 de febrero, dos días antes de cumplir 20 años, informó la cadena BBC.
Su muerte, anunciada por su familia y confirmada por el hospital donde estaba internada, fue la primera confirmada entre los miles de manifestantes que han tomado las calles desde que el general Min Aung Hlaing tomó el poder de manera incruenta.
El golpe puso fin al Gobierno civil de la líder Aung San Suu Kyi y a 10 años de frágil democracia, pero las condenas internacionales y el anuncio de nuevas sanciones no han doblegado a los generales.
El viernes por la noche hubo apagón de Internet por sexta noche consecutiva, antes de ser restaurado en la mañana del sábado. La enciclopedia en línea Wikipedia fue bloqueada en todos los idiomas.
Los arrestos continúan con cerca de 550 detenidos en menos de tres semanas, incluyendo responsables políticos, funcionarios huelguistas, monjes y activista, según una ONG de asistencia a los presos políticos. Solo una cuarentena ha sido liberada.
El Departamento de Estado estadounidense condenó “la violencia contra el pueblo de Birmania” tras la muerte de la joven de 20 años, mientras que los cancilleres de la Unión Europea (UE) se reunirán el lunes para analizar eventuales medidas contra el Ejército birmano.
Hasta ahora, Estados Unidos, Reino Unido -la antigua potencia colonial- y Canadá han anunciado sanciones contra algunos generales.
Mientras tanto, China y Rusia, aliados tradicionales del Ejército birmano en Naciones Unidas, consideran la crisis como un “asunto interno” del país.
El miedo a las represalias está muy vivo en Myanmar, donde los últimos dos levantamientos populares de 1988 y 2007 fueron reprimidos a sangre y fuego por el Ejército. Pese a ello, se mantienen los llamados a la desobediencia civil.
Suu Kyi, de 75 años, a la que no se ha vuelto a ver desde su detención, está acusada de haber importado “ilegalmente” talkie-walkies y de violar una ley sobre la gestión de catástrofes naturales.
Los militares justificaron el golpe de Estado por un supuesto fraudes en las elecciones de noviembre, que ganó por aplastante mayoría el partido de Suu Kyi, premio Nobel de la Paz 1991.