Una joven misionera rindió su último final al costado de la ruta
Siempre hay un día en el que las cosas se empeñan en salir mal. Para Aldana Fedorischak (23), el jueves, cuando debía rendir su última materia para recibirse de profesora de Ciencia Políticas, fue uno de esos días.
El examen tenía que realizarse vía Zoom, pero justo a esa hora en Cerro Azul -de donde es oriunda-, se cortó la luz. Sin el wifi, todavía quedaba la posibilidad de usar los datos de su celular pero también se fue la señal telefónica en el pueblo. Fue entonces que, sin perder la calma, se subió al auto junto a su padrastro y un amigo en busca de señal en la ruta. Y así, un costado de la ruta 3, en la localidad de Olegario Víctor Andrade, fue el escenario en el que esta muchacha pudo dar por terminada una etapa importante de su vida.
Aldana dio a conocer su periplo y sus ganas de terminar la carrera en su cuenta de Twitter y, según contó a El Territorio, recibió muchos mensajes de cariño y de aliento gracias a la publicación.
“Yo estaba tranquila igual porque creo que las cosas pasan por algo, si tienen que ser, serán, y si no pasan es por algo. Me decía que si es la voluntad de Dios que rinda ese día mi última materia, así va a ser”, contó Aldana, que recibió a este matutino en su casa el día después de aquella jornada que recordará para siempre.
Y añadió: “Mi tranquilidad venía de arriba, porque se me cortó la luz, después se fue la señal y no quedé loca, hasta yo me sorprendí. Nunca me hubiera imaginado rendir al lado de la ruta, pasaban los autos, hasta pasó un señor que le saludó a los gritos a mi padrastro. Creo que para Dios nada es imposible y tenía que cumplir ese día con mi gran meta”.
Aldana contó con una sonrisa que para ese día tan importante iba a vestirse bien y ponerse un zapato formal, pero al final, terminó rindiendo en ojotas, como se puede ver en una de las fotos que compartió en la red social del pajarito. “Cuando llegamos a casa me estaban todos esperando y ya habían vuelto la señal y la luz”, reconoció, entre risas.
Aldana empezó a estudiar en 2017 en el Instituto Saavedra de Posadas y unos días antes de que se decrete la cuarentena por el coronavirus se había ido a ver a su familia a Cerro Azul y ya no pudo volver a la capital. Por las clases virtuales y el problema con la conectividad, Aldana iba y venía desde Andrade (donde vive una de sus hermanas) hasta Cerro Azul y viceversa para poder rendir sus exámenes y dar sus clases.
Mucho de lo logrado el jueves la joven lo agradeció a su tía (fallecida en 2019), que fue quien la alentó a estudiar una carrera universitaria y convenció a su mamá para que la dejara vivir con ella en Posadas. Puesto que desde que egresó de la secundaria, en 2014, estaba trabajando en su pueblo como niñera.
“El 11 de septiembre de 2016 mi tía me llevó a Posadas y yo iba en busca también de un futuro. Me dijo que yo iba a ser una hija más, que no me iba a faltar nada y que iba a poder estudiar”, trajo a la memoria.
“Siempre estuve guiada por los conejos de mi tía, ella me decía que no importan los obstáculos que se te presenten en el camino, que no baje los brazos, que siga para adelante. Siempre me transmitía su alegría para que me vaya bien”, recordó.
Por otra parte, agregó: “En 2019, cuando empezaba tercer año, el 8 de abril, ella fallece producto del cáncer con el que venía luchando hace unos años. Fue algo muy duro que hasta ahora duele, pero me hago fuerte a través de sus consejos”.
Con el recuerdo de su tía siendo su fortaleza, el camino se abre ante las posibilidades de un futuro en el que anhela poder enseñar en escuelas rurales y poder transmitir a los chicos su mensaje de no darse por vencidos ante las adversidades y de que todo esfuerzo tiene su recompensa.