El engaño de “la virulana” con el que estafan a los gastronómicos
A Gabriel Iantosca lo llamó la encargada de su restaurante para informarle que un hombre estaba muy enojado y pretendía la devolución del dinero gastado la noche anterior. Al arribar al negocio constató que se trataba de otro “cuento del tío”.
Domingo. 10.45 de la mañana. Gabriel Iantosca descansaba junto a su mujer en su casa luego de una ardua semana laboral. En el preciso instante en el que terminaba de desayunar, sonó su celular. Era la encargada de su restaurante, ubicado en Núñez, el cual abrió sus puertas el 15 de junio. “Vení que hay un cliente muy nervioso, quiere romper todo”, dijo ella.
El dueño de la sucursal de Betos Lomitos mantuvo la comunicación telefónica con la joven que se encontraba a cargo de ese turno. Al mismo tiempo, su mujer llamó al comercio para hablar con el cliente. “Vivimos a 10 cuadras. Mientras me enteraba de lo que estaba pasando ella buscaba calmarlo. Cuando me contaron cuál era su queja le pregunté a la encargada si mencionó algo relacionado a una virulana. Me dijo que sí. Ahí llamé a la Policía y fuimos para el comercio”, reveló Iantosca en diálogo con TN.com.ar.
Coincidió su arribo con el de los efectivos policiales. Iantosca se quedó afuera con ellos y su mujer ingresó para dialogar con el hombre, que continuaba su reclamo con un tono de voz cada vez más elevado. “Explicó que la noche anterior su esposa compró algunos combos y que uno de sus nietos se atragantó con un pedacito de virulana. Lo exhibía en una de sus manos. También que tuvieron que ir a la guardia, hacerle una tomografía, comprarle medicamentos. Exigía que le devolviéramos lo que había consumido y los gastos ocasionados”, contó el comerciante.
Iantosca recordó que en un grupo de Facebook había leído varias historias similares con el mismo protagonista. Narraciones en donde éste ingresaba a los locales, proponía la misma historia y buscaba una pequeña indemnización por lo sucedido. “$4.000 ó $5.000 y se iba. Muchos le han llegado a pagar para evitar que la situación perjudicara al resto de los clientes”, agregó.
El episodio continuó: “Cuando le pedimos el ticket de compra no lo tenía. Entonces ingresó la Policía y requirió su datos. Al constatar el nombre, DNI y el domicilio aportado comprobaron que era falso. Él no llevaba su documento. La Policía le explicó que para hacer una denuncia tenía que tener el ticket y el DNI. Luego volvieron a preguntarle y dijo la verdad. Aportó los datos correctos y salió a la luz toda la historia y sus antecedentes”.
La sucesión de estos hechos fue constatada por este medio a través de las fuentes policiales que actuaron en el lugar. Ellos remarcaron que allí trabajó el personal de la Comisaría Vecinal 13 B. Que en el comercio, ubicado en Avenida del Libertador al 6800, el cliente -llamado Alejandro Daniel Comesaña– denunció la intoxicación de su nieto pero no contaba con el comprobante de compra ni con los estudios médicos aludidos.
“Me di cuenta que me quiso robar el estafador de la virulana. Descubrí lo mismo en Concordia (Entre Ríos) y que la dueña de ese comercio lo encontró tiempo después en un shopping de la provincia de Buenos Aires. El video está en YouTube”, manifestó Iantosca, que no hizo la denuncia y remarcó que la Policía lo dejó ir porque al no contar con ticket no pudo consumar su estafa.
En las imágenes se lo distingue a Comesaña y se escucha a la damnificada, quien dice: “Les quiero contar que estoy en Unicenter, vine a pasear, me encontré con el señor. Y bueno, me devolvió un poco de plata, no me devolvió todo. Pidió disculpas. Y vamos a hacer otra vez que pida disculpas a la gente de Concordia”. Comesaña, demorado en ese momento por dos policías, miró la cámara y respondió: “Pido disculpas a la gente de Concordia, Federación y alrededores. Soy un boludo”.
Otro video lo exhibe en una pescadería, protagonizando el mismo proceder que intentó llevar a cabo el domingo por la mañana en el comercio porteño. En la grabación de las cámaras de seguridad se lo observa entregándole al vendedor una porción de virulana: aquel día logró su cometido y se retiró con dinero en efectivo en el bolsillo.