Pekín amaneció envuelta en una asfixiante niebla marrón
Una tormenta de arena unida a la polución se fusionan en un peligroso cóctel para los habitantes de la capital china.
Pekín amaneció este lunes (15.03.2021) envuelta en una espesa niebla marrón debido a los altos niveles de contaminación de los últimos días y a una tormenta de arena proveniente de Mongolia. Ambos fenómenos producen un cóctel peligroso para la salud y reducen la visibilidad a unos centenares de metros.
La municipalidad suspendió todas las actividades deportivas al aire libre en los centros escolares y aconsejó a las personas que sufren de problemas respiratorios que no salgan a la calle.
Con la cabeza cubierta, la mayoría de los habitantes acudió a trabajar pero algunos llevaban lentes de protección.
Los edificios emblemáticos de la ciudad apenas eran visibles, como la sede de la televisión nacional, cuya cumbre de 234 metros estaba escondida tras un velo de neblina.
Alerta amarilla
Esta mañana, el centro de control medioambiental de la capital china emitió una alerta amarilla por tormenta de arena y advirtió de que es probable que la situación se prolongue hasta la tarde, cuando el viento comenzará a diluirla, aunque podría retornar mañana debido a otras corrientes provenientes del sur.
La concentración de partículas PM10 -por ejemplo, el polvo o las cenizas- en el aire alcanzaba, pasadas las 11.00 hora local (04.00 CET), casi 5.800 microgramos por metro cúbico.
A esa hora, la concentración de partículas PM2,5 -las más dañinas para la salud- en el aire era de 386 microgramos por metro cúbico, muy por encima del límite recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), de 25 por período de 24 horas.
Esto hizo que el índice de calidad del aire se situase a esa hora en los 424 puntos de media en la ciudad. Cuanto más alta es esta lectura, peores son las condiciones atmosféricas.
Tormentas son frecuentes
No obstante, a primera hora de la mañana este indicador había superado los 2.000 puntos en algunas zonas de la ciudad.
Las tormentas de arena, procedentes del cercado desierto de Gobi, son frecuentes en la primavera en el norte de China pero los pequineses no habían visto un cielo tan cargado en años.
Los episodios de polución extrema son menos frecuentes en los últimos años en la capital china, donde el combate contra la contaminación es uno de los mayores desafíos para el país.